Las mayores satisfacciones que me ha proporcionado este blog son las derivadas de conocer a personas apasionadas del vino, apasionadas de una forma de hacer y entender el vino, y apasionadas además en otras esferas de la vida. Personas a las que en muchos casos sólo conozco de forma virtual, pero que en algunos otros he podido conocer personalmente.
Dos de estas personas, a las que he podido poner cara y voz, y con las que me enorgullezco de haber compartido mesa y mantel, charla y vinos, han publicado con muy poco tiempo de diferencia sendos libros en los que plasman su forma de ver y vivir esto del mundo del vino. Y cuando dos personas a las que respetas, de las que intentas aprender y a las que sigues habitualmente en la red, plasman sus ideas en papel y negro sobre blanco, no se puede dudar ni un momento en hacerse con sus libros.
José Luis Louzán Casáis es un periodista de Cee, apenas a unos metros del fin del mundo, al que conocí primero virtualmente a través de sus blogs, y por fin personalmente en aquella aventura empresarial que la maldita crisis se llevó por delante: La Vitualla, pequeña tiendecita por tamaño, pero enorme en calidad, donde por primera vez entré en contacto con esos otros vinos gallegos que se estaban haciendo, y que apenas se conocían por aquel entonces fuera de Galicia, como los de Dominio do Bibei, Manuel Formigo, Rodrigo Méndez y otros. Además, allí conocí a un tipo que habla sin pelos en la lengua, que sabe mucho de todo lo que se ha cocido y se cuece en el vino gallego, y al que no le duelen prendas en decir lo que piensa, donde sea y a quien sea.
Pues JL, o Louzán como le llamamos en casa, va y escribe un libro: La Revolución del Vino, donde con su verbo suelto y afilado, nos traza un esbozo de la historia del vino gallego, nos lleva de la mano de sus amigos a través de la elaboración de unos vinos auténticos, y nos deja caer como piedra de Porriño, su visión y opinión sobre todo lo que se ha hecho y se hace mal en Galicia y sus denominaciones de origen. José Luis no se corta, da rienda suelta a su pasión y pone de vuelta y media a los que se han encargado de que otros tengamos que oír frases como que "en Galicia no se hacen buenos tintos" o tengamos que tragar con que ciertos Albariños sean la imagen que fuera de las fronteras de la Gallaecia se tiene de los vinos de la DO Rías Baixas.
Puedo decir, sin duda ninguna, que es quizá el libro sobre vinos que más me ha hecho disfrutar, sonreír y hasta reírme, a la vez que me preguntaba ¿cuántos amigos se estará ganando JL con esto?. No tarden ustedes ni medio segundo en hacerse con él si quieren leer a un tipo que no le debe nada a nadie y dice las cosas como las piensa. Ah, y por favor, lean con calma el glosario que está al final; no tiene desperdicio.
Joan Gómez Pallarès es catalán, un filólogo clásico (se nota, es una autentica delicia leerle citando de forma certera y atinada a los clásicos) que dice no tener ningún tipo de formación profesional en esto del vino. Y yo digo que ya quisieran muchos profesionales saber y entender la mitad de lo que entiende Joan. Desde su blog De Vinis, nos ilumina periódicamente, nos descubre vinos, nos acerca personas, y nos intenta demostrar que hay otra forma. Pues va el señor Pallarès, y después de un viaje por la península buscando las raíces de la autenticidad vinícola, se nos descarga con un libro que me ha hecho darle un montón de vueltas a la cabeza: Vinos Naturales en España.
Joan es un apasionado defensor del vino natural, del vino hecho sin artificios, donde la calidad empieza por una viticultura respetuosa y de calidad y el hombre lo que debe hacer es no destrozar lo que la naturaleza le ha entregado. Además, Joan es un creyente de la biodinámica, ese conjunto de ideas que buscan acercar nuevamente al ser humano a la naturaleza que le rodea, y llevarle a realizar unas prácticas lo más respetuosas y congruentes con su entorno y con lo que ya hacían antaño nuestros antepasados.
Nos propone Joan en su libro un interesantísimo viaje por lo que él entiende por la forma correcta de hacer vino, o por lo menos, la forma que a él más satisfacciones le produce. Lejos de las producciones en masa, la enología total y la uniformidad, Pallarès defiende la autenticidad, la personalidad y la diferenciación nacidas del respeto a lo que tu entorno te da. Y debo reconocer que habiendo leído hace poco el libro de Enología Práctica de Peynaud, leer la propuesta de Joan me ha descolocado un poco los esquemas.
Como ya sabía él, y yo, hay partes del libro con las que no comulgo, ideas y propuestas que, como el mismo autor dice, me hacen arquear las cejas. Pero muchas otras me han trasladado a sitios donde he estado, y a vinos que he probado, y que han sido quizá los vinos que más cosas me han dicho. Y eso tiene que querer decir algo.
Termina Joan presentándonos a algunas de las personas que admira, que hacen los vinos que él quiere beber, y que los hacen como él cree que deben hacerse. A algunos les conozco en persona, y he estado en sus viñedos y bodegas, de otros he probado sus vinos, y a otros sólo les conozco de oídas, pero a todos ellos les prestaré ahora más atención.
Si quieren ustedes aprender y entender que hay otra forma de elaborar vinos, que hay vinos que nos dicen más cosas que otros, que hay personas absolutamente comprometidas con su entorno y que hacen de su medio de vida una filosofía, salgan ya mismo a hacerse con el libro del señor Pallarès.
No debe ser casualidad que José Luis y Joan coincidan en muchos aspectos, admiren a los mismos vignerons, y disfruten con los mismos vinos. Todo esto tiene que querer decir algo, y tendremos que estar atentos.
Nos traen estos dos hombres dos libros de mucho disfrutar, pero sobre todo, de muchísimo aprender. Dos libros de dos personas a las que si ya respetaba, ahora admiro. Dos libros que deben estar en la biblioteca de cualquier amante del vino y a los que creo que hay que volver periódicamente para que nunca se nos olvide de qué va todo esto.