Por fin, después de unos cuantos años de espera, Dos hombres y medio termina. La verdad es que me va a costar bastante decir adiós a una serie que me ha hecho pasar tantos buenos ratos. Pero hay que admitir que todos estábamos deseando que dejaran de estropear una serie que era el triple de buena en sus buenos tiempos.
La vuelta de Charlie no es la única sorpresa que nos espera en la doceava temporada de Dos hombres y medio, tenemos otra que sorprende en especial: La boda entre Alan y Walden.
Sin embargo, se van casar. Pero hay una explicación muy sencilla. Walden sufre un infarto al corazón y se pregunta el por qué de su existencia. ¿Si se muere quién lo recordará? Así que llega a la conclusión de que quiere tener un hijo. Sin embargo, ninguna agencia de adopciones quiere dárselo si no está casado. Pero no tiene a nadie, todas sus relaciones se estropean; aunque en realidad sí hay una persona que siempre está ahí, Alan. La respuesta a sus deseos de ser padre.
Hay que admitir que la boda da un poco más de interés a la serie. No podían seguir con la misma historia de siempre a la que ya le han sacado todo el jugo que tenía durante estos doce años. Pero también se nota que es una manera desesperada para conseguir más audiencia. Los anuncios de esta temporada hacen ver como si Alan y Walden estuvieran enamorados, cosa que no es cierta. Es evidente que querían que la gente viera esta última temporada prometiéndoles un cambio de orientación sexual de los protagonistas sin hacerlo realmente. Después de la gran pérdida de espectadores de la serie, necesitaban algo que los trajera de nuevo. Y que Walden quiera ser padre es solo una gran excusa para utilizar la homosexualidad como propaganda.
¿A vosotros qué os parece? ¿Veréis esta última temporada? ¿Os parece bien un giro como éste? ¿O es solo una forma de conseguir audiencia?
Victoria (@MissGoingAway)