Dos libros: Samarcanda + Los Rubaiyat

Publicado el 20 mayo 2011 por Icíar
Escritor: Amin Maalouf (Samarcanda)
Escritor: Omar Khayyam (Los Rubaiyat)
Hay que decir que si en España el libro más apreciado de Maalouf es “León el africano”, se dice que en Irán y Turquía, el más apreciado es “Samarcanda”, y se entiende ….
Samarcanda es un libro desarrollado en Irán (Persia), y principalmente en dos momentos históricos muy concretos y distantes: siglo XI, cuando Persia estaba bajo dominio turco; y principios de siglo XX, cuando Persia era zona de influencia principalmente de la Rusia de los zares.
El punto de unión que unen ambas épocas históricas es un escrito al que llaman “el manuscrito de Samarcanda”, y que le dará un toque de misterio e intriga muy atractivo. Pero este manuscrito no es sólo ficción. Hoy en día es conocido como “Los Rubaiyat” de Omar Khayyam y son los 75 poemas de 4 líneas (cuartetas), que cuando en la segunda mitad del siglo XIX, nos llegan, entre ese flujo de noticias que venían de esos territorios lejanos, hasta entonces desconocidos, se convierten estos Rubaiyat en unos versos objeto de la curiosidad, estudio y “moda”.
¿Qué eran esas cuartetas o rubaiyat en árabe? ¿Eran unos escritos que alababan los placeres mundanos, el culto al hedonismo? ¿o era en cambio un escrito místico sufí en el que el "vino" es la metáfora del gozo del espíritu y el "amor" es la proyección de una idea universal divina generadora de las leyes que lo rigen todo, y en lo que todo acaba?
Amín Maalouf, creo, que toma un punto medio. Para él Khayyam no sólo fue un poeta, filósofo, sabio y astrónomo persa, también fue “un hombre luminoso en una edad de oscuridad, que amaba no sólo el conocimiento, la ciencia, la filosofía; sino también la poesía, el amor, la belleza y el vino”. Dice Maalouf de Khayyam: “que tenía valor moral, sin ser un loco o un suicida, y representa alguno de los más hermosos rasgos de la cultura musulmana”.
El libro es muy rico, porque no sólo nos cuenta de estas ciudades cargadas de Historia milenaria, como Samarcanda, Isfahan, Alamut, Shiraz, Estambul, Bujara, Tabriz … algunas de ellas actualmente declaradas patrimonio de la Humanidad, sino también nos entremezcla de forma muy amena personajes que sí existieron con otros que no, llevándonos, creo, de forma muy fiable a un entorno social, religioso, económico y político muy completo.
Cuando la novela trata la época histórica del siglo XI, y para unir en el relato a tres personajes persas históricos clave, utiliza una leyenda en la cual los tres se encuentran unidos por los lazos de la amistad. Estos tres personajes son: el mismo Omar Khayyam que observó el mundo; Nizam Al-Molk, el visir persa que lo gobernó ; y por último, Hassan Sabbah, el ismaelita, que es una rama fanática del chiísmo, que lo aterrorizó.
Si de Omar Khayyam destacamos sus Rubaiyat; de la figura del visir persa Nizam Al-Molk, podríamos decir que si en occidente tenemos “El Príncipe” de Maquiavelo como un tratado de gobierno, en oriente, existe el “Sisayet Nameh”, el tratado de gobierno de Nizam Al-Molk; Y por último, decir de Hassan Sabbah, conocido también como “el viejo de la montaña”, que fue el fundador y por tanto Primer Gran Maestro de la orden de los Asesinos, la secta más temible, con su “reinado de la virtud militante”. Muy curiosa también la metamorfosis que experimentó la orden, con la llegada del Cuarto Gran Maestro, que como respuesta a la asfixia de generaciones de intolerancia extrema, se dice que proclamó que "todo lo que estaba prohibido ahora estaba permitido, y que lo que antes estaba permitido, ahora estaba prohibido". La orden se convierte en una secta de tolerancia ejemplar. Pero, mucho tendrá que ver en esta transformación el manuscrito de Samarcanda de Omar Khayyam …
Cuando saltamos en la novela a la época de principios de siglo XX, vamos a los años en los que la influencia de Inglaterra, aunque sobre todo, de la Rusia de los zares era muy importante en Persia (Irán). Hay también un despliegue de los personajes históricos que formaron parte, en una lucha entre fuerzas internas y externas, por establecer una democracia, que en su juventud, resultó ser demasiado frágil. Algunos ejemplos fueron: el persa Fazel que era un rico comerciante instruido y uno de los líderes de los partidarios de una Constitución; el norteamericano Baskerville, que decía “tengo la profunda convicción que en este comienzo de siglo de que si oriente no consigue despertarase, pronto occidente no podrá dormir más”; y un retrato fantástico del experto norteamericano, Morgan Shuster , que como Tesorero General de Persia , fue una sorprendente milagro,  pero no puedo seguir, porque esto queda ya muy largo. Sólo destacaré a Tabriz, con sus ruinas de la mezquita azul mencionada en "Las mil  y una noches", y que en estos años, bien podría ser la ciudad emblema de esta lucha.
Me despido con dos curiosidades: 
La primera es muy bonita, sobre todo para los amantes de las matemáticas. Y es así: Omar Khayyam, aunque era persa, escribía en árabe sus tratados de álgebra. El le llamaba a la incógnita de las ecuaciones: شيء, que en árabe significa “cosa” y se pronuncia “xay'”. Como España fue la puerta a través de la cual se transmitió el saber árabe a Europa, la traducción de este texto, fue en español. Y nosotros transcribimos la palabra como “xay'” (un inglés hubiera escrito "shay'"). Y de ahí viene el símbolo ahora ya internacional de la “x". ¡Menudo farde!.
La otra curiosidad, tiene su cosa: El nombre de Irán procede de la palabra “Airania Vaeya “ que significa “la tierra de los arios”... Cuentan que los nazis, en una visita del Ministro de Propaganda alemán a Irán, le otorgó a los iraníes una "carta de naturaleza" en la que se indicaba, que los iraníes estaban dispensados de demostrar su pureza de sangre, ya que eran auténticos arios.
Y la guinda, una cuarteta de Los Rubaiyat:
"Y si el vino que vosotros bebéis y el labio que apretáis
  terminan en la Nada en que todas las Cosas terminan ...
  Sí. Entonces imaginad mientras sois, que no sois sino
  lo que vos seréis: Nada. No seréis menos"