En los evangelios cristianos la sexualidad de Jesús grita alto precisamente porque jamás se la menciona, pero algunos hechos referidos en esos textos dan a pensar que pudo ser homosexual, mientras otros muestran que siempre actuó como un líder absolutamente masculino, consciente de su atractivo carisma sobre las multitudes. Alejandro Magno usó estratégicamente su apostura y su homosexualidad haciendo marketing político, lo que le valió conquistar el mundo conocido en su época. El poder material, político y social de la iglesia católica viene de su dominio del marketing religioso, que también la ha llevado a dominar gran parte del mundo durante siglos, y que sólo le ha fallado ocasionalmente en tiempos modernos, como cuando se revela homofóbica, o es contraria al sexo fuera del matrimonio, o prohíbe el uso del condón, sin olvidar los escándalos sexuales entre sus representantes y seguidores, lo que evidencia su debilidad en el manejo del tema sexo-pecado-culpa. Pero hay que aceptar que la iglesia es lo que es. Más que las incongruencias de esa institución típicamente humana, importan las que logramos reconocer internamente cada uno de nosotros, porque en la medida que las hacemos conscientes, podemos superarlas y ganar en autenticidad. Por eso concluyo invitándote a conocerte más, abriendo tu mente y reflexionando sobre estos supuestos: ¿rechazarías a Jesucristo y a su mensaje en caso de haber sido gay, o pareja sexual de María de Magdala o de otra mujer, o porque su madre no fue virgen antes o después de traerlo al mundo? Abundan quienes están tan acostumbrados a un Jesús asexual que asocian esta alternativa con bondad, pureza o santidad, y se esfuerzan por imitarla, aunque en otras instancias de la vida procedan de manera netamente injusta o dañina hacia sí o hacia otros. De tales prejuicios nacen muchas discriminaciones, ataques y neurosis, juicios de valor, culpa, injusticias, máscaras hipócritas e incluso fanatismo. Sincerar este punto aunque suponga irreverencia, es apoyar el propósito cristiano de servir al prójimo y también el de este blog, apto para librepensadores y abierto a todo comentario o aporte constructivo.
Escrito por: Gustavo Löbig