En un nuevo estudio publicado en la revista PLOS ONE investigadores liderados por Joel González-Cabrera de la Universitat de València han descubierto dos nuevas mutaciones localizadas en el genoma del ácaro, precisamente en el lugar clave para el funcionamiento de esta familia de acaricidas, el VGSC, que hacen que estos acaricidas no se unan correctamente al canal de sodio, con lo que éste no se ve afectado y el parásito sobrevive a los plaguicidas.
Las muestras utilizadas en esta investigación provenían de varias localidades de Florida y Georgia, en los EE UU, si bien en trabajos previos, utilizando muestras recogidas en colmenas inglesas, los investigadores ya habían descubierto una mutación diferente que estaba localizada en el mismo sitio del genoma del ácaro (L925V). Esta información ha permitido desarrollar un método de diagnóstico con el que determinar si el ácaro puede o no llegar a sobrevivir al tratamiento.
La prueba de diagnóstico analiza de forma rápida y precisa los ácaros individuales y detecta la presencia o ausencia de mutaciones. Si hacemos llegar esta información a los apicultores, ellos tendrán una herramienta fiable para seleccionar el tratamiento más adecuado”, ha destacado.
El parásito Varroa destructor está distribuido por casi todo el mundo y causa estragos en las poblaciones de la abeja melífera (Apis mellifera L.) que además de producir miel, es uno de los agentes polinizadores más eficaces y del que depende la producción mundial del 10% de los alimentos, lo que significa unos 150.000 millones de euros al año, según ha indicado el investigador de la Universitat.
nte: medio ambiente
Este efecto es actualmente es considerado una de las claves de la disminución en las poblaciones de abejas a escala mundial y tiene por tanto connotaciones no sólo a nivel alimentario sino también medioambiental.
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