Dos orillas

Publicado el 07 noviembre 2012 por Abel Ros

A la otra orilla del charco, las políticas keynesianas han sido la vitamina que ha despertado a unos mercados deprimidos


as ráfagas de Sandy han soplado a favor del Nobel de la Paz. Después del rifirrafe entre Estados y Mercados. El líder de los demócratas permanece  inmune en las trincheras del Senado. La reelección de Barack, en medio de la tormenta, sitúa a la izquierda global en los prismáticos europeos. Las políticas de estímulo, la tregua belicista, el fortalecimiento de la clase media  y  la defensa de los derechos humanos; son los mimbres que sirven a la Crítica para analizar los resultados a la otra orilla del charco. Tanto hispanos, jóvenes y mujeres han dicho sí al intervencionismo del Estado. Han dicho sí al barco público como vehículo necesario para navegar por las aguas recesivas. Mientras la crisis europea arrebató de un plumazo, el cetro a Zapatero y Sarkozy. En los salones de la Casablanca se mantienen durante cuatro años las cortinas de la izquierda.

Si Obama se hubiese presentado en Europa – decía esta mañana el politólogo en el claustro de Salamanca – probablemente no habría acariciado el éxito con sus políticas de estímulo. Es precisamente esta argumentación extraída de los paraninfos del presente la que explica el réquiem socialdemócrata en los habitáculos occidentales. Mientras en EEUU, el timón monetario está correlacionado con los vientos ideológicos. En Europa, sin embargo, el neoliberalismo anglosajón corta el bacalao con el cuchillo de los partidos. El espacio "merkeliano" – en palabras del economista – ha expulsado del círculo a los márgenes del Estado. Los paradigmas de la izquierda se han convertido en meras utopías en contraste con los logros alcanzados en los últimos años del siglo. En días como hoy, por mucho que se esfuercen Llamazares y Rubalcaba sus discursos tienen las alas cortadas en las jaulas de Bruselas.

El "Plan E" de Barack, o dicho de otro modo, las políticas de estímulos llevadas a cabo por la izquierda americana han sido la clave para descifrar el mandato rojo de Obama. Mientras en Europa, los Estados miembros ha abandonado a sus ciudadanos cuando éstos más los necesitan. A la otra orilla del charco, las políticas keynesianas han sido la vitamina que ha despertado a unos mercados deprimidos. Mientras en España, la desigualdad entre ricos y pobres ha aumentado como consecuencia del desmantelamiento literal del Estado del Bienestar. Los hombres de la Casablanca han luchado contra la Tea Party del Congreso para fortalecer los derechos laborales. Mientras las filas de Rajoy han debilitado el buque insignia de nuestra sanidad universal: copago, euro por recetas, restricción de derecho a inmigrantes sin papeles; las filas de Barack luchan a diario para emular nuestro modelo sanitario de los tiempos de Zapatero.

Por mucho que se esfuercen Llamazares y Rubalcaba, sus discursos tienen las alas cortadas en las jaulas de Bruselas

La victoria de Feijóo - decía esta mañana Isabel Durán, en el "día de menos pensado" de RNE – justifica el éxito de las políticas del PP. Decía la tertuliana que: "el Plan E de Zapatero solo sirvió para levantar las aceras de este país". A día de hoy, los "planes sin letra" de Rajoy, solo han servido para avivar la curva del paro. Con una Tasa de Desempleo del 25% y unas previsiones catastrofistas por parte de la troika merkeliana; sería conveniente – en palabras del sociólogo- mirar hacia el Oeste y tomar ejemplo de aquellos que, en su día, tomaron otra senda alternativa para salir de la penumbra. Ampliando las miras – como diría Chacón en al Rojo Vivo – podemos, entre todos, poner freno a una crisis sistémica cuyo principal problema no son los bancos ni los mercados sino la incompetencia de las élites para hallar sus soluciones.

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