La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, que es necesario para desarrollar huesos fuertes. La vitamina D también puede ayudar a prevenir las enfermedades autoinmunes, respiratorias y cardiovasculares, según la información de respaldo del estudio. La vitamina D se halla sobre todo en los alimentos fortificados, como la leche. El cuerpo también produce vitamina D tras la exposición a la luz del sol.
El hierro es necesario para el desarrollo cerebral. Una escasez de hierro, aunque no sea suficientemente grave para ser diagnosticada como anemia, puede dañar el desarrollo de las habilidades físicas y mentales, según el estudio.
Para ver si podían crear recomendaciones que tomaran en cuenta tanto la vitamina D como el hierro, Maguire y colegas reclutaron a más de 1,300 niños pequeños de dos a cinco años de edad. Los padres reportaron cuánta leche consumían los niños habitualmente. Los niveles de vitamina D y de hierro de los niños se midieron a través de una prueba de sangre.
Los investigadores hallaron que a medida que el consumo de leche de vaca aumentaba, los niveles de vitamina D crecían, pero los de hierro se reducían. Dos tazas de leche de vaca al día proveían de suficiente vitamina D para la mayoría de los niños, según el estudio. Sin embargo, en los meses de invierno, para los niños con una piel más oscura dos tazas de leche no eran suficientes para mantener los niveles adecuados de vitamina D. (Una pigmentación más oscura de la piel hace que para los rayos del sol sea más difícil desencadenar la producción de vitamina D).
Los autores del estudio sugirieron que para esos niños, quizás sea necesario tomar complementos de vitamina D en invierno. Los investigadores también hallaron que beber en biberón no aumentaba los niveles de vitamina D, pero sí resultaba en unos niveles de hierro más bajos. Esto respaldó algunos estudios previos que sugerían que los niños que usaban un biberón tenían un mayor riesgo de deficiencia de hierro. En la mayoría de casos, Maguire dijo que es probable que el nivel bajo de hierro resultara de que los niños bebían tanta leche que estaban demasiado llenos para comer otros alimentos que contenían suficiente hierro.
"La leche es una fuente muy buena de nutrición, pero solo hasta cierto punto", advirtió. "Demasiado de algo bueno puede no ser algo bueno".
Emilia Baczek, nutricionista pediátrica del Hospital Pediátrico La Rabida en Chicago, dijo que aunque la vitamina D no afecta los niveles de hierro; el calcio (que también se halla abundantemente en la leche) puede interferir con la absorción de hierro del cuerpo.
"El calcio hace que la absorción del hierro sea un poco más difícil", apuntó Baczek. "Para empezar, los niños pequeños con frecuencia no obtienen suficiente hierro de la dieta". Baczek dijo que está de acuerdo con la recomendación de beber dos tazas de leche al día. "Es suficiente para promover una vitamina D adecuada con reducciones mínimas del [hierro]", señaló.
Aunque beber leche es importante, es esencial recordar que solo es una parte de una dieta sana, añadió.
Baczek dijo que para los que necesitan complementos de vitamina D, la cantidad diaria recomendada para los niños de más de un año de edad es de 600 unidades internacionales al día.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare Via MedlinePlus