Los Conservatorios además de formar músicos también educan al público, y no me canso de repetir que la música de cámara es la base de todos. Me da pena haber perdido la Filarmónica de Mieres (antes incluida dentro del Centro Cultural y Deportivo Mierense) y en la Casa de Cultura no abundan los conciertos de música clásica, así como escasos los que nos llegan vía CajAstur.
Pero el Conservatorio y Escuela Municipal de Música de mi pueblo sigue organizando veladas para y con alumnos, lo que supone un excelente rodaje para todos, entre los que me incluyo. Y finalizando mes nos visitaban cuatro jóvenes intérpretes que tienen un sólido bagaje concertístico mientras continúan sus estudios superiores en el CONSMUPA, de los que intentaré resumir su amplio currículo:
(NOTA: Los enlaces que dejo a continuación de los cuatro movimientos, son de un trío de lujo: Guidon Kremer, Mischa Maiski y Martha Argerich, casi nada...).
Mi más cordial enhorabuena a las tres intérpretes por el resultado logrado, desde el I. Andante - Moderato que puso las cartas boca arriba con ese inicio en los armónicos del cello seguido del violín y sumándose el piano, un II. Allegro con brio vibrante, perfectamente encajado, un III. Largo que el piano ambientó plenamente orgánico para compartir las tres señoritas momentos de auténtico lirismo, y ese IV. Allegretto desafiante técnicamente, endiablado de encajar, con ese poso de música kaddish que nos transmitió la alegría desbordante del escenario a las butacas, y con tantos recuerdos de la música compuesta por otro grande de nuestros días, John Williams, para "El violinista en el tejado" (1971) que me hizo salir tarareando "Si yo fuera rico...".