El pasado 22 de febrero, a los 103 años de edad, se nos iba Douglas Slocombe, uno de los grandes directores de fotografía de la historia del cine.
Nacido en Londres el 10 de febrero de 1913, Slocombe comenzó su carrera como reportero gráfico para las revistas Life y Paris-Match. Durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en cámara de noticiarios y, al final de la guerra, comenzó su carrera en el cine como operador de cámara en los británicos Ealing Studios, caracterizándose pronto Slocombe por la apariencia única de sus imágenes y su toque realista. Más adelante, buscando su independencia, dejaría los Ealing Studios y dividiría su oficio entre Inglaterra y Estados Unidos.
Su primer trabajo para la gran pantalla fue en 1940 como ayudante de fotografía de Alexander Hammid en el documental “Lights out in Europe”, bajo la dirección de Herbert Kline, con un guión del escritor británico James Hilton y con el actor Fredric March como narrador.
Llegó después su participación en títulos cinematográficos como “Gesta de héroes”, “Al morir la noche”, “Corazón cautivo” o “Matrimonio de estado”…
… y en 1949 nos maravillaba a través de las imágenes de “Ocho sentencias de muerte”, una delicia cinematográfica dirigida por Robert Hamer en la que un extraordinario Alec Guinness daba vida a un total de ocho personajes.
Slocombe firmaba después la fotografía de otros tres títulos cinematográficos…
… y en 1951 volvía a regalarnos las imágenes en blanco y negro de otras dos películas protagonizadas por Alec Guinness: “Oro en barras” y “El hombre vestido de blanco”.
En 1952 llegaba para Douglas Slocombe “Mandy”, una producción británica dirigida por Alexander Mackendrick que nos contaba la historia de una niña sordomuda interpretada por la pequeña Mandy Miller, quien había aparecido ya en un pequeño papel en “El hombre vestido de blanco”.
Después, títulos como “Los apuros de un pequeño tren”, “La lotería del amor” o “Lease of life”…
… y en 1955, “El rey loco”, producción alemana dirigida por Helmut Käutner e interpretada por O.W. Fischer, Marianne Koch y Paul Bildt.
Películas como “Sailor beware”, “The man in the sky” o “Barnacle Bill” cerraban su década de los cincuenta.
Los años sesenta comenzaban para Douglas Slocombe con “The boy who stole a million”, título al que seguían “El sabor del miedo”…
… y “Los años jóvenes”, con Cliff Richard y sus inseparables Shadows.
Slocombe fue también el artífice de las imágenes de “Freud, pasión secreta”, dirigida en 1962 por John Huston…
… y, un año más tarde, de las de esa maravilla a toda pantalla llamada “El sirviente”, con un sensacional Dirk Bogarde.
Slocombe firmaba también la fotografía de clásicos como “Viento en las velas”, “Las águilas azules” o “El baile de los vampiros”…
… así como la de otros títulos no menos clásicos como “La mujer maldita”, “El león en invierno” o “Un trabajo en Italia”.
1970 le traía a Slocombe “La pasión de vivir”, una producción británico-francesa dirigida por Ken Russell e interpretada en sus principales papeles por Richard Chamberlain (en el papel de Tchaikovsky) y Glenda Jackson.
Después llegaban otros títulos tan reconocidos hoy como “Viajes con mi tía”, bajo la dirección de George Cukor y con una sensacional Maggie Smith…
… “Jesucristo Superstar”, maravilloso musical cinematográfico dirigido por Norman Jewison…
… “El gran Gatsby”, adaptación cinematográfica de la novela homónima de F. Scott Fitzgerald, dirigida con buena mano por Jack Clayton e interpretada en sus principales papeles por Robert Redford, Mia Farrow y Sam Waterston…
… o “Contrato en Marsella”, dirigida por Robert Parrish y con Michael Caine, James Mason y Anthony Quinn en sus principales papeles.
En 1975, Slocombe nos regalaba las imágenes, esta vez para la pequeña pantalla, de “Amor entre las ruinas”, una preciosidad de historia protagonizada por dos maravillosos Katharine Hepburn y Laurence Olivier, dirigidos por George Cukor, quien nos demostraba una vez más el por qué de su grandeza. La banda sonora venía firmada por John Barry… ¿Se puede pedir algo más?
Después llegaban para Douglas Slocombe otros títulos como “Rollerball”, “Un toque de suerte”, “Hedda”, “Malas costumbres”…
… y, ya en 1977, “Julia”, penúltimo título como director de Fred Zinnemann, basado en una historia de Lillian Hellman y con dos sensacionales Vanessa Redgrave y Jane Fonda.
“Caravanas”, “La dama del expreso”, “Un toque con más clase”…
… y ya en 1980, “Nijinsky”, bajo la dirección de Herbert Ross y con Alan Bates, George De La Pena, Ronald Pickup y Jeremy Irons en su reparto.
En 1981, con “En busca del arca perdida”, se iniciaba la colaboración de Douglas Slocombe con Steven Spielberg en las películas de Indiana Jones…
“Fue mi héroe en aquel rodaje”
Lo sé, Steven. Y es que siempre te sorprendió que Slocombe, durante el rodaje, no utilizara el fotómetro para medir la luz.
“The pirates of Penzance”, “Nunca digas nunca jamás”…
… y en 1984, de nuevo bajo las órdenes de Spielberg, “Indiana Jones y el templo maldito”.
“Loca juerga tropical” y “Lady Jane” cerraban la filmografía de Slocombe…
… junto a “Indiana Jones y la última cruzada”, tercera entrega de Indiana Jones, que ponía el broche de oro a su más que brillante carrera cinematográfica como director de fotografía.
Entre otros premios y nominaciones, Douglas Slocombe fue candidato a los Premios Oscar por “Viajes con mi tía”, “Julia” y “En busca del arca perdida”; y consiguió tres británicos Premios Bafta por “El sirviente”, “El gran Gatsby” y “Julia”.
Mil gracias, Douglas. Por tu profesionalidad, por tu buen hacer, tu elegancia, tu buen gusto... Y, sobre todo, por la singular belleza de tus imágenes.