No había escrito nada sobre Treme desde que se estrenó allá por el mes de abril. Y ahora que he disfrutado de su season finale, es hora de hablar sobre esta joyita que la HBO nos ha regalado y que tan buenos ratos nos ha hecho pasar durante estas 10 semanas (+1 que hubo parón). Así que, de aquí en adelante, spoilers.
La nueva serie de David Simon (creador de The Wire, a la que más pronto que tarde hincaré el diente) se sitúa en la New Orleans post-Katrina, y en el cambio que sufrieron las vidas de sus habitantes como consecuencia del huracán. Músicos, cocineras, abogadas, profesores, una multitud de personajes a los que vamos seguir desde el momento en el que inician la recuperación de sus casas.
Y empiezo con uno de los personajes que más me ha gustado: Ladonna Batiste-Williams (Khandi Alexander). Esta mujer de carácter se dedica, durante gran parte de la temporada, a descubrir el paradero de su hermano Daymo tras el paso del Katrina. Además, tiene que hacerse cargo de su madre, la Señora Brooks (Venida Evans). Para ello cuenta con la ayuda de su abogada, Toni Bernette (Melissa Leo), casada con Creighton Bernette (John Goodman), profesor, escritor, y principal voz de los neworlenianos a través de sus enormes discursos en YouTube. La hijo del matrimonio Bernette, Sofía (India Ennenga), toma clases de piano, y su profesor es Davis McAlary (Steve Zahn), el toque cómico entre tanto drama, la alegría de la huerta ("Shame, shame, shame"). Davis mantiene una relación muy especial con Janette Desautel (Kim Dickens) cocinera a la que las cosas no le han ido muy bien desde el Katrina. Pero tras abandonar Janette New Orleans para irse a Nueva York, Davis encuentra en Annie (Lucia Micarelli) a la perfecta sustituta. La pobre Annie, que toca el violín que da gusto, ha estado toda la temporada sufriendo al insoportable, drogadicto y también músico, de su novio, Sonny (Michiel Huisman). Además, tenemos a Albert Lambreaux (Clarke Peters) que es el alma de New Orleans, y que va a luchar por sacar adelante a sus indios, contando con la ayuda de su hijo Delmond (Rob Brown). Y por último está Antoine Batiste (Wendell Pierce), músico de profesión, un poco putero, y con hijos repartidos por todo el país (no olvidemos que es el ex-marido de Ladonna, y padre de sus dos hijos). Evidentemente nos encontramos ante una serie coral, en la que, como ya he dicho, las vidas de todos sus personajes cambiarán radicalmente. Y por supuesto, en Treme, la música es un personaje más, presente en todos y cada uno de los 10 episodios que componen la primera temporada.
No es una serie para todos, y haber si consigo explicarme. No estamos ante una comedia accesible al gran público, ni tampoco ante una serie en la que no dejan de ocurrir cosas. Es una serie tranquila, pausada, dramática y ante todo, seria. Ahora bien, la vea quien la vea, es innegable admitir que la serie suda calidad por todos sus poros. Que te guste o no, ya es otra cosa.
Como ya he dicho, Ladonna ha sido uno de mis personajes favoritos (es imposible no sentir atracción por Ladonna y su forma de hablar). Pero también lo han sido Toni (Melissa Leo me encantó en Frozen River), Janette (¿quién no adora a esta hada de botas rojas?) y Cray (le mires por donde le mires, es enorme). Ellos, junto al resto de personajes (algunos más o menos soportables) nos han regalado una delicia de primera temporada, y como la HBO hace semanas que la renovó por una segunda temporada, no tenemos mas que esperar a su estreno. ¿Alguna pista de por dónde irán los tiros? Visto que ya hemos presenciado la recuperación post-Katrina, y que hay grandes personajes que han desaparecido (Cray y Janette) me da a mí en la nariz que la segunda temporada girará en torno a las vidas de los tremenianos pre-Katrina (una pista que nos dejan esos enormes minutos que nos dejan ver y que transcurren justo el día del Katrina). Que así sea.