La agria relación de Lucinda Williams con el lado más comercial de la industria discográfica ha terminado de la manera más lógica posible, y es que por fin se ha decidido a facturar un álbum con su recién creado sello, Highway 20 Records, tomando así el control total sobre el proceso creativo, componiendo de hecho dieciocho de los veinte cortes del disco. "Down Where The Spirit Meets The Bone", disco doble para más señas, ofrece blues agridulce, potencia la sencillez de lo acústico y desnuda las raíces del rock and roll y del country en una colección de temas para nada pretenciosos. A pesar de su duración el álbum se las arregla para no resultar pesado, y la mayoría de los 20 temas encuentran pronto su hueco espiritual y emocional en el que quiera escucharlos. La Williams hace aquí lo que mejor sabe hacer, y lo hace de una manera simple, tensa y emotiva, desnudando su alma y elaborando probablemente su mejor disco desde "Essence".
Líricamente la Williams hace alguna incusrsión en el amor y sus vicisitudes, uno de sus temas de cabecera, pero realmente en "Down Where The Spirit Meets The Bone" se dedica a analizar el mundo que la rodea desde su muy particular punto de vista. Es justo comentar que la mujer está en su plenitud como escritora. El álbum ha sido producido por la propia Williams, ayudada en la labor por Tom Overby y Greg Leisz. El resultado es sin duda brillante, potenciando una sonoridad en la que dominen los sentimientos a través de ritmos profundos y adictivos, propiciando sobre todo una deliciosa sensación de directo. Muchos de los sonidos habituales en la Williams vuelven a estar presentes, sobre todo las guitarras acampanadas y su particular voz, limitada pero cuyas excentricidades se potencian al máximo, pero hay diferencias significativas con el pasado, fundamentalmente en el sonido country soul en el que esta vez nos hemos adentrado.
Los músicos que han acompañado a Lucinda Williams en "Down Where The Spirit Meets The Bone" realmente quitan el hipo. Ian McLagan en los teclados, el combo de ritmo de Elvis Costello, es decir, el baterista Pete Thomas y el bajista Davey Faragher, y los guitarristas Bill Frisell y Tony Joe White. Invitados de lujo como Jakob Dylan y el guitarrista Stuart Mathis completan una banda asombrosa, talentos dispares que no impiden que "Down Where The Spirits Meets The Bone" se convierta en un disco lleno de coherencia, de talento, de maestría interpretativa y sobre todo de la magia que una mujer como Lucinda Williams pone en todo lo que hace. Y es que aunque "Down Where The Spirit Meets The Bone" podría ser la continuación lógica de su último "Blessed", publicado en 2011, al final cobra vida propia.
"Compassion", un poema de su padre, el poeta Miller Williams, abraza con delicadeza la música que le pone Lucinda, un blues crudo y sombrío en formato acústico del que se obtuvo el título para el álbum. Después "Protection" es un fabuloso tema de rock de un evidente aroma a Tom Petty, algo, por supuesto, que siempre se agradece, y "Burning Bridges" ofrece momentos de optimismo, curioso viniendo de alguien que ha sufrido un rosario de relaciones rotas, esta vez empapado de country rock adictivo y aderezado con abrasadores solos eléctricos.
"East Side Of Town" aborda con dureza la vida de alguien que se pudre en la pobreza en los barrios marginados que todos tenemos en mente. A continuación "West Memphis" trata la historia del asesinato de tres jóvenes en un pueblo de Arkansas en 1993 y del hombre injustamente condenado por ello desde las pantanosas guitarras de Tony Joe White, y "Cold Day In Hell" mantiene el tipo antes de "Foolishness", usada por Lucinda para relatar en primera persona la dificultad de ocultarse cuando se es una celebridad, una especie de continuación tardía del memorable "Changed The Locks", manteniendo la misma progresión y acercándose al rock clásico de los 70.
"Wrong Number" es el clásico relato realista en el que la Williams se mueve como pez en el agua, esta vez sobre un hombre que ha huido y se encuentra en peligro. "Stand Right By Each Other" se mueve en esos terrenos tan familiares para Lucinda Williams e "It's Gonna Rain" nos trae a Jakob Dylan como músico invitado, muy luminoso en un apreciable dueto con la protagonista del disco. Luego "Something Wicked This Way Comes" es un temazo funky con de nuevo Tony Joe White haciendo de las suyas con su guitarra.
"Big Mess", "When I Look At The World"y "Walk On" mantienen la atención antes de "Temporary Nature (Of Any Precious Thing)", una llamada a la acción de Lucinda Williams tras la que llega "Everything But The Truth", un corte que deleita desde el sabroso órgano de Ian McLagan y la humeante guitarra de Stuart Mathis de los Wallflowers, compañero de gira de la Williams en los últimos tiempos.
"This Old Heartache" es un fabuloso corte de country clásico versado en el anhelo de un amor perdido, esta vez con una brutal pedal steel guitar de una leyenda como es Greg Leisz. Siguen "Stowaway In Your Heart" y "One More Day" con un delicioso aroma a Muscle Shoals antes de la llegada de "Magnolia", un inmenso cover del tema de J.J. Cale, merecido homenaje que se extiende por más de nueve minutos y que supone un magnífico cierre al álbum.
Se vuelve a confirmar que Lucinda Williams es uno de los mejores compositores de su época y una auténtica leyenda de la música popular. Su trabajo en "Down Where The Spirit Meets The Bone" es realmente sobresaliente, y se ha marcado un álbum a la altura de su figura. Lucinda está en su madurez compositiva e interpretativa, y mientras su música continúa envuelta de esa tan agradable familiaridad, continua creciendo. Y uno de los méritos de la mujer a lo largo de su carrera está aquí de nuevo, y es que ella ha sido de los mejores a la hora de eliminar las fronteras entre el blues, el rock, el folk y el country, algo conseguido otra vez con éxito en su último producto.