Los abusos de todo tipo y la decadencia se habían apoderado de los miembros de Mötley Crüe más o menos a mediados de la década de los 80, y su música era, en aquellos momentos, fiel reflejo de su sucia existencia.
Los tipos se habían marcado cuatro discazos desde que en Enero de 1981 el bajista Nikki Sixx abandonase London para formar una nueva banda. "Too Fast For Love" en 1981, "Shout At The Devil" en 1983, "Theater Of Pain" en 1985 y "Girls, Girls, Girls" en 1987 habían obtenido atención de medios y público, y mostraban los pilares fundamentales de la filosofía del grupo. Sexo, drogas, motos y alcohol como medio de vida y su música como vehículo transmisor de todo ese desparrame. Trabajos llenos de crudeza y energía que mostraban sin tapujos la desquiciada vida de Mötley Crüe.
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