Editorial Debolsillo ~ 9788497939462
En 1897 salía a la venta la primera edición de Drácula, escrita por Abraham Stoker, y en aquel entonces una más de las muchas novelas escritas, entre otros, por Robert Louis Stevenson, Rudyard Kipling o H.G. Wells, enfrentaban al hombre con los monstruos ligados a su inconsciente, mientras el recato y la fe en la máquina se convertían en dos mandamientos nuevos de la religión victoriana. Pero Drácula pronto se convirtió en un hito dentro del género de las novelas de vampiros; es el mejor que se haya escrito nunca. Pues sobre el oscuro telón de fondo de la sexualidad y el deseo reprimidos, la verdadera identidad del ser humano y los dibujados límites de la locura y cordura, la historia de Jonathan Harker, Mina y el misterioso conde Drácula planta sus raíces en nuestros miedos más atávicos.
Castillo negro allá voy
En fin. Muchísimos conocen de que va esta historia. La mayoría conocen sólo el nombre del famoso Conde Drácula, pero pocos realmente recuerdan de qué trata precisamente la historia que escribió Bram Stoker a finales del siglo XIX en la época victoriana y se convirtió en el libro vampírico por excelencia y el que inició el mito.
Jonathan Harker es un agente inmobiliario inglés que viaja hasta el lejano país de Transilvania, donde debe reunirse con el Donde Drácula, un hombre misterioso que ha comprado una propiedad en Londres donde piensa mudarse. El joven inglés se extraña por los extraños comportamientos de los habitantes de este país con los que se cruza: le hacen señales para evitar el mal de ojo y le piden casi rogándole que no vaya hacia ese castillo. Claro está, el los ignora y se dirige a este lugar tan lúgubre y solitario, sin antes pasar por un encontronazo con unos lobos. Cuando por fin llega al lugar, conoce a su cliente: es un hombre algo anciano, habla un perfecto inglés, es misterioso, meticuloso y de una apariencia algo amenazadora. Pero Jonathan no se daría cuenta hasta mucho después que se ha convertido en el prisionero del Conde y que el hombre tienen un plan entre manos.
Y es que como se cuenta la historia tiene un claro propósito de hacerla realista y creíble. La ambientación oscura y misteriosa del castillo de Drácula y todos los elementos de la muerte, los cementerios, los rituales vampíricos son los que (supongo) condensan esta ambientación 'gótica' de la historia. La historia de un temible vampiro que planea hacerse con el control de Londres es ciertamente algo que a los personajes tienen que creer en el siglo de los avances tecnológicos y la supuesta racionalidad del ser humano. Incluso esta historia está inspirada en Vlad Teples, el príncipe de Valaquia (hoy el sur de Rumania) y la extensa documentación de los mitos y geografía que realizó Bram Stoker. La realidad se enfrenta a las leyendas. Por ello no es considerada una novela exclusivamente de vampiros, sino una novela de lo sobrenatural. Creo que es algo divertido cuando vas leyendo y te das cuenta que nadie sabía que era un vampiro y me ha hecho mucha gracia lo de los ajos y crucifijos.
Hay que mencionar las partes divertidas del libro como Drácula tendiendo la cama de Jonathan y las vueltas y vueltas y VUELTAS que da el doctor Van Helsing para contar sus creencias. En serio. Vueltas. Así que hay que leerlo.