A mediados de diciembre, los salmones (Salmo salar) y las truchas (Salmo trutta) llegan a las zonas de puesta para realizar el desove. Se trata de la fase más importante en la vida de muchos ellos, ya que una gran parte de estos salmones solo dispondrán de una oportunidad para reproducirse y luego morirán. Durante toda su vida, desde que nacieron hace unos años en el mismo río en el que se encuentran ahora, han esperado este momento. Han tenido que superar muchas pruebas antes de llegar: han escapado de los depredadores naturales, tanto en el río como en la mar, y en su viaje de retorno han tenido que esquivar a los pescadores que los esperaban con sus cañas, han pasado por aguas contaminadas, han superado barreras naturales y artificiales y al final, después de varios meses de ascenso han llegado hasta aquí.
Y lo que se encuentran es esto, excavadoras y camiones dentro del cauce de su río, dragando las zonas donde tendrían que desovar. Estas obras, realizadas por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, no son las únicas que se están llevando a cabo en el Narcea, también se está talando el bosque de ribera, siguiendo con una política absurda y criticada por todos los especialistas, con la que pretende evitar las riadas, y cuyo resultado siempre es el contrario del esperado. Quieren transformar los ríos en canales y domesticarlos, olvidándose de que los ríos son ecosistemas de una gran complejidad funcional y no solo tuberías, como nos quieren hacer creer.
Pero si los dragados ya son absurdos de por sí, la época elegida para hacerlos no ha podido ser más desafortunada, y demuestra dos cosas, una terrible e injustificable ignorancia y un desprecio absoluto por el medio ambiente.
Resulta aun más sorprendente que la Confederación Hidrográfica dependa del Ministerio de Medio Ambiente, que debería ser el que velara por la protección de los ríos y de los sistemas naturales, y también resulta sorprendente que estas obras hayan sido avaladas por el Principado de Asturias, los mismos que culpan a los cormoranes grandes del descenso de la población de salmones y por contentar a los pescadores llevan varios años matando miles de estas aves en los ríos asturianos.
¿Donde están las Evaluaciones de Impacto Ambiental necesarias para acometer unas obras de esta envergadura? ¿Se han presentando o se han saltado este requisito porque no lo consideraron necesario? ¿Donde están los responsables políticos que han aprobado esta salvajada?
La Coordinadora Ecoloxista d'Asturies ha tenido que ser la tomara cartas en el asunto y denunciara estos hechos ante la Comisión Europea. Ya sabemos todos como funciona la justicia ambiental en este país, donde los furtivos, los incendiarios, los envenenadores, y los responsables de una catástrofe ambiental como la del Prestige, han salido impunes de todas sus actividades delictivas. Esperemos que la Comisión Europea sancione estos hechos e impida que se vuelvan a realizar. Pero por supuesto, las sanciones las pagaremos todos nosotros, los responsables seguirán en sus puestos sin inmutarse.
Dentro de un mes, volveremos a escuchar las soflamas de siempre, que los cormoranes, las garzas y las nutrias son las responsables del descenso de la población de salmones, y no estas obras, ni las presas, ni los vertidos incontrolados. Y nuestros gestores adoptarán la solución más sencilla: no pararán las obras, ni multaran a los que contaminan, ni eliminarán los obstáculos, no dejarán de talar el bosque de ribera, ni dejarán de hacer escolleras. Sacarán la escopeta a pasear y se liarán a tiros, como suelen hacer últimamente, destinando para ello a la guardería que debería ser la encargada de denunciar dragados como el del Narcea.
Me gustaría desde aquí agradecer a la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies el trabajo que está haciendo, y a todas las asociaciones ecologistas y conservacionistas, que soportando muchas veces críticas e insultos, incluso de los propios políticos que tendrían que hacer su trabajo, luchan día tras día para que todos podamos vivir en un mundo mejor.
No hay que olvidar que estas asociaciones ecologistas han sido muchas veces insultadas y criticadas por las asociaciones de pescadores por solicitar el cese de las matanzas de cormoranes o la reducción de cupos de pesca. No estaría mal que ahora demostraran su agradecimiento por acciones como estas, y que deberían hacerles pensar que ni los salmones ni los ríos son de su propiedad. Su conservación y disfrute nos pertenece a todos.