Ganador del 51º Premio Nebula en 2020 por su cómic Batman Ninja, Masato es hijo de Kunihiko Hisa (1944), también mangaka y paleoartista, que ha publicado obras divulgativas como El mundo de los dinosaurios (1986), Libro ilustrado de dinosaurios del mundo (1997) o Dinosaurios japoneses (2005), además de colaborar en los filmes Godzilla vs Mechagodzilla (1993) o Godzilla vs Destoroyah (1995).
Con este ambiente familiar, no es de extrañar que Masato decidiera incluir fauna mesozoica en su manga Jabberwocky, cuyo título toma del engendro que aparece en la archiconocida Alice’s Adventures in Wonderland (Lewis Carroll, 1865), y que John Tenniel ilustró como un ser reptiliano bípedo. En Jabberwocky, los dinosaurios no se extinguieron, sino que evolucionaron para caminar erguidos sobre dos piernas, llegando a convivir con los humanos.
Esta serie de espías cuyo estilo recuerda bastante el impactante contraste de blancos y negros de Frank Miller en Sin City, tiene lugar en el siglo XIX y narra las misiones de los integrantes del Castillo de If [1], una sociedad secreta integrada tanto por hombres como por dinosaurios que cuenta con el Conde de Montecristo III como dirigente y trabaja para “salvar el mañana” y por la paz mundial. Los principales protagonistas son la ex oficial de inteligencia británica Lily y el oviraptor antropomorfo Sabata.
Dragon & Ape se ambienta en el mismo universo que Jabberwocky, esta vez en el siglo XX, y está protagonizado por Juzo, graduado en el instituto militar Nakano, que ha abandonado su labor en el servicio de inteligencia para caer en las garras del opio, y Dante, un “dinosaurio erguido” del clan de los ovirraptores. De nuevo, estamos ante una historia de espionaje, que comienza con el robo de los huesos del Hombre de Pekín, el mayor incidente en la historia de la paleoantropología humana...
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[1] La fortaleza marsellesa donde estuvo preso el Conde de Montecristo, según la novela de Alejandro Dumas. Se trata de un edificio real y fue declarado monumento nacional en 1926, doce años después de dejar de ser utilizado como prisión.