Draugr y haugbúi, los temibles fantasmas nórdicos

Publicado el 01 noviembre 2019 por Tdi @RLIBlog

Muchas culturas alejadas entre sí creían en las apariciones de difuntos u otros espíritus afines, pero los sentimientos que despertaban o las características que les otorgaban no eran comunes. De esta manera, mientras en el mundo grecorromano se combatía con la razón el terror producido por algunos tipos de fantasmas, los egipcios ofrecían respeto y veneración a sus fallecidos. En cambio, los nórdicos, con Escandinavia e Islandia como principales exponentes, creían en temibles apariciones corpóreas llamadas draugar o búar.

Caraterísticas y comportamiento

Los draugar son apariciones cadavéricas de olor putrefacto con habilidades mágicas, como variar su tamaño, peso, forma y el clima. Ocasionalmente son inmunes a las armas, obligando al héroe a combatirlo con sus propias manos. Aunque el hierro le daña, no lo detiene. Cuando el héroe entraba en el montículo, no encontrarlo en posición horizontal era indicativo de que no estaba totalmente muerto.


En Noruega, estos fantasmas estaban ligados a sus montículos funerarios, no alejándose de ellos. Sin embargo, en Islandia vagaban sin ataduras. En Escandinavia eran conocidos como haugbúi (pl. búar) o draugr (pl. draugar). En algunas historias, cuando ya eran demasiado viejos para luchar, los reyes escandinavos antiguos se encerraban en vida en sus túmulos con todas sus posesiones y la tripulación de su barco. Hay casos que sugieren un tipo de eutanasia, donde, tras encerrarse con su séquito, tomaban un veneno para acabar con su vida.

En Escandinavia, los draugar salían frecuentemente de sus montículos, normalmente por la noche, pero también con la niebla o durante el día si predominaba la oscuridad. Podían ir tanto caminando como cabalgando. Por supuesto, los nórdicos los consideraban como un fenómeno indeseable. Los desafortunados testigos de sus deambulaciones los veían a través de un sueño o trance, pero, para evitar que creyesen que eran productos de su imaginación, el draugr les dejaba algo que probara su existencia cuando recobrase el sentido. Por otra parte, los búar son criaturas hambrientas que se alejan de sus montículos para cazar hombres y ganado, además de caballos y perros.

¿Cómo combatir a un draugr?

Prevención

Para evitar que abandonara su túmulo, se ingeniaban formas de inmovilizarlo o reducir su movilidad, como llenar sus ropas de paja y ramas, atarle los dedos gordos de los pies, ponerle agujas en las suelas de los zapatos o desorientar al cadáver cuando se introducía en el túmulo para que no supiera como salir.

Descanso final


Hay dos formas de evitar que salgan de su montículo:

  • Entrar para luchar contra ellos y decapitarlos. Debido a la cantidad de riquezas que atesoraban, el motivo para emprender este cometido es económico. Quienes se embarcaban en esta misión solían ser compañeros vivos del draugr o un esclavo que hubiera nacido en la misma hora. Un descendiente del draugr también podría luchar contra él, pero en este caso se trata de un combate ritual donde el difunto cede sus riquezas.
  • Inmolación, real o ritual, de una mujer en el fuego. Normalmente era la esposa del draugr, pero podía sacrificarse su esclavo favorito. Esto podía suceder durante el enterramiento. En Helgakvitha Hundingsbana II, la valquiria Sigrún comparte lecho con su amante, el héroe muerto Helgi, que no descansaba en paz y no podía partir hacia el salón de Odín. Sigrún lo aplacó sin morir, pero se dice que acortó su vida por la pena y el llanto.
Aún siendo aplacado y enviado al Valhalla, era posible renacer ( aptrborin). Helgi y Sigrún lo habían hecho en varias ocasiones. Primero la valquiria Sváva y su esposo Helgi Hjörvarthsson renacieron como Sigrún y Helgi Hundingsbani, quienes a su vez lo hicieron en la valquiria Kára y Helgi Haddingjaskati. No es un caso único, pues el jötunn Starkathr Aludrengr es otro renacido ( endrborinn). También se considera que Olaf Geirstad-Alf, quien se encerró en su montículo con sus hombres tras una plaga y a quien Hrani debía decapitar según las indicaciones recibidas en un sueño, se reencarnó en el rey Olaf el santo.

Además, se creía que quien decapitaba al draugr podía actuar como su sustituto para la esposa del difunto, dándole un descendiente considerado de este último sin que la esposa tuviera que tener contacto con el muerto. No obstante, no cualquiera valía cualquiera. Debía ser un familiar, de sangre o adoptivo, de la misma edad que el difunto el que realizara la tarea. También debía extraer del montículo sus reliquias personales.

Escaldos de ultratumba

Una característica inusual es que un haugbúi podía retener sus capacidades poéticas, recitando fragmentos de poemas escáldicos, así como otorgar el don de la elocuencia. Un ejemplo se encuentra en el Þorleifs þáttr jarlaskálds contenido en el Flateyjarbók, donde se habla del escaldo Thorleifr del jarl Hákon de Hlathir, cuyas poesías podían herir físicamente. El jarl pide la ayuda de Thorgerthr Hörgabrúthr y a su hermana Irpa para vengarse de él, quienes tomaron madera de deriva y construyeron un hombre de madera con capacidad de movimiento. Lo mandaron a Islandia, a donde había huido el escaldo, quien entonces fue asesinado y enterrado en un montículo. Allí, Thorkell, quien poseía muchos rebaños, y su pastor Hallbjörn pasaban la noche. Hallbjörn deseaba componerle un panegírico, pero no pasaba de "Aquí yace un escaldo". Una noche se durmió y vio el montículo abierto. Se le acercó un hombre alto de buena apariencia que le dijo:

Aquí yace, Hallbjörn, esforzándose en componer un panegírico sobre mi, que está más allá de sus facultades. Una de dos, o sobrepasarás a todos en este arte, que adquirirás de mi, - y esta es la alternativa más probable - o no necesitarás esforzarte más con él. Voy a recitarte un verso ahora, y lo si adquieres y recuerdas cuando despiertes, te convertirás en un gran escaldo y compondrás panegíricos para muchos jefes, y llegarás lejos en este arte.

El haugbúi, tras mencionar cáusticamente al jarl Hákon y decirle a Hallbjörn que su primer panegírico debía ser sobre él, volvió a su túmulo. Hallbjörn consiguió recordar sus palabras y las predicción de Thorkell se hizo realidad.

Maldiciones

Los draugar pueden maldecir mediante versos mágicos los objetos que se ven obligados a entregar. En Saga Harðar ok Hólmverja, Hörthr se introduce con sus compañeros en el túmulo del draugr Sóti, quien está sentado en la proa de su barco. Sóti le pregunta por qué "ha irrumpido en el hogar del moldbúi", dado que no ha habido ninguna provocación, a lo que Hörthr responde que buscaba al viejo draugr por sus malas acciones. Seguidamente, le roba el anillo de oro por la fuerza. El draugr profetiza entonces en verso que el anillo provocará la muerte de su poseedor, a menos que sea una mujer.

Resumen

En definitiva, los draugar o búar parecen ser individuos que se entregan voluntariamente a la muerte, sin abandonar completamente la vida y con la expectativa de vivirla de nuevo. Su culto pudo ser una tarea familiar, especialmente en las familias reales. Fueron vistos como una fuente de conocimiento del pasado, pero también profetizadores del futuro. Es posible que poseyeran sus dones antes de morir. Normalmente los transfieren a un descendiente vivo, no necesariamente directo. Sus túmulos también se consideraban lugares de inspiración y conocimiento. Aunque es cierto que inspiraban terror, eran inofensivos si se realizaban los rituales adecuados.

En los últimos siglos, los draug se convirtieron en espíritus de marineros ahogados que mantenían su forma humana, salvo el rostro cubierto de algas. Esta visión era más común en el norte de Noruega, más dedicada a la pesca y que veía a muchos pescadores que veían sus vidas truncadas en sus viajes al mar.

Fuentes

  • Chadwick, N. K. (1946). Norse Ghosts (a Study in the Draugr and the Haugbúi). Folklore, 57(2), 50-65.
  • Chadwick, N. K. (1946). Norse Ghosts II. Folklore, 57(3), 106-127.
  • Wiki Mitología

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