Dreams come true

Publicado el 12 octubre 2011 por Lou Rambler

El Rock and Roll realiza tus sueños…

Todavía recuerdo cuando decía (y lo decía muy en serio) que no quería morirme sin haber ido a un concierto de Bruce Springsteen. Desde que lo descubriera con 15 o 16 años gracias al “Born In The USA”, y comenzara también casi de inmediato a recorrer algunas de sus obras anteriores ("The River", "Nebraska") y a acompañarle desde entonces en sus nuevos lanzamientos ("Live 75/85", "Tunnel Of Love"), cada paso que daba en esa carretera que transitaba los surcos del boss me decía lo grande que era aquel tipo a quien pronto adopté como mi hermano mayor. No era sólo la música, era toda su persona, su autenticidad, su compromiso, su honestidad, su pasión, su rock’n’roll… Bruce era una presencia deslumbrante cuyo brillo se agrandaba en mi mente a cada segundo que transcurría de mi jodida adolescencia. Bruce era todo, era mi guía, el espejo en el que me quería mirar… él era todo lo que yo nunca podría llegar a ser, y su música me acompañó como un bálsamo en esos años, llenando mis carencias, poblando mis sueños rotos… Gracias a él realice mi primer sueño, y lo hice temprano. En 1988, a punto ya de salir de la adolescencia, pero siendo todavía un crío, un completo pardillo que poco sabía de la vida salvo que podía ser una mierda, pude verlo en directo en el Camp Nou durante casi cuatro horas, y entonces sentí que había vivido la experiencia más maravillosa e importante de mi vida… y aun hoy sigo conservando ese momento entre ese selecto grupo de momentos especiales y recuerdos que todos guardamos y a los que echamos una mirada de vez en cuando para decirnos que después de todo sí merece la pena haber vivido.


Una de esas cabecitas en la segunda fila es la mía
A principios de 1990 ya podía hablar con cierto conocimiento de causa sobre lo grandes que eran los Stones, de quienes, después de haberme estrenado con el “Love You Live” cuatro años antes y de haberlo flipado por un buen tiempo, me enamoré para siempre tras descubrir a continuación y escuchar el “Sticky Fingers”… y de ahí al cielo. A principios de 1990 una cosa tenía muy clara (quizá la única): si The Rolling Stones regresaban a España antes de retirarse de los escenarios (entonces veía esa posibilidad como algo muy real) iría a verlos fuera como fuera y por encima de quien hiciera falta. Bueno, esa posibilidad se presentó en Barcelona en junio del 90 y no tuve que pasar por encima de nadie, me bastó con dejar para septiembre el examen final de Estadística I que tenía a la mañana siguiente del concierto, aunque dicho sea de paso, con concierto o sin concierto, reconozco que lo tenía bastante crudo (cómo odiaba a esa profesora…). Lo que cuenta es que de nuevo la música, de nuevo el R’n’Roll, volvía a ser el culpable de que, con poco más de veinte años, ya hubiera realizado otro de los sueños de mi vida. Todavía recuerdo como si fuera ayer la maravillosa sensación de estar en primera fila, tras 2 o 3 horas protegiendo mi espacio a codazo limpio, viviendo ese inicio de concierto en el que unos grandes fogonazos salían del escenario acompañando los primeros acordes de “Start Me Up” como uno de los momentos más emocionantes de mi vida. El resto del concierto no fue diferente… puro sueño haciéndose realidad a cada tema legendario, a cada grito, a cada movimiento y a cada gesto de Mick, a cada guiño cómplice entre Ronnie y Keith, a cada redoble de Charly, a cada solo killer con pose incluida de Keith, a cada… no sé qué decir de Bill salvo que estaba ahí, soso e imperturbable como siempre, pero ahí… Y recuerdo aun con la piel de gallina el clímax y la locura total en la que quedé sumido cuando sonó “Simpathy For The Devil”… sencillamente estaba poseído… Y es que, por encima de los gustos de cada uno, una cosa tengo clara: el Rock and Roll realiza sueños.

Sí, también estuve ahí delante...
Puede que tenga varios motivos para recordar este año 2011 en el futuro, pero sé que el único que seguramente nunca podré olvidar se llama Pearl Jam. Y no exagero ni un ápice el valor que le doy a esta cita si la pongo al mismo nivel que las dos anteriores. Pearl Jam son muy muy grandes. Como dice Aitor, hay grupos que cambian vidas, y Pearl Jam es uno de ellos. Y si Bruce era mi hermano mayor y los Stones eran Dios, Eddie Vedder y Pearl Jam son mis amigos del alma y mis compañeros generacionales, ellos me representan y con ellos me identifico… Pearl Jam son para siempre.

No hagáis caso del sonido, es una mierda, lo que cuenta es todo lo demás...
PJ20 está a punto de llegar…DREAMS COME TRUE