Dríadas

Por Ana Reyes
En la mitología griega, las Dríadas (Dríades) son las ninfas de los robles en particular y de los árboles en general. Surgieron de un árbol llamado “Árbol de las Hespérides”. Algunas de ellas iban al Jardín de las Hespérides para proteger las manzanas de oro que en él había. Las Dríadas no son inmortales, pero pueden vivir mucho tiempo.. 
     Físicamente tienen una forma muy femenina y de gran belleza. Sus rasgos son delicados; de ojos violeta o verde oscuro, y tanto su cabello como su piel cambian de color según la estación. De esta forma pueden camuflarse en el bosque sin que se las vea. En el invierno su pelo y piel son blancos, en otoño rojizos, y en primavera y verano tienen la piel muy bronceada y el pelo verde.
     Las Dríadas son solitarias y cada una de ellas pertenece a un roble del bosque. Se hallan unidas a su árbol de por vida y no pueden alejarse a más de 300 metros de él o mueren lentamente.
 
 Ellas son capaces de penetrar literalmente en un árbol y desde su interior transportarse al roble del que ella forma parte.     Si alguien golpea al roble al que está unida, ella recibe físicamente el mismo daño, por lo que intentará defender su árbol a toda costa. Tiene absoluto control sobre el árbol al que está ligada, por lo que es capaz de provocar que sus ramas florezcan aunque no sea la temporada, que aparezcan nuevas plantas alrededor del árbol, e incluso puede provocar un crecimiento de hierba repentino que haga tropezar a los intrusos.
     Las Dríadas hablan varias lenguas y su gran inteligencia les permite comunicarse con casi todos los seres del bosque, además hablan el lenguaje de las plantas.
     No son nada agresivas, y si son atacadas hechizan a sus atacantes como defensa. El hechizo de una dríade tiene un gran poder y es muy difícil tener la suficiente resistencia a la magia como para no caer hechizado.

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