Director: Richard Quine
"Drive a Crooked Road", otra película de Richard Quine.
Cine negro. Un mecánico, aficionado a las carreras de autos (su sueño es competir en Le Mans, el Grand Prix, etc...), con una cicatriz que le divide la frente en dos y un rostro que parece surcado por cicatrices interiores, mirada dura a la vez que frágil, solitario y reservado, introvertido se diría con cierto dejo peyorativo, no es de esos que al ver una bella mujer caminando por la calle se ponen a aullar como perros y a saltar como monos, simplemente cumple con su trabajo, el horario fijo, y de vez en cuando compite en esas carreras, acumulando sus buenos trofeos en la habitación que arrienda en una bonita casa de los suburbios, en donde también acumula sueños e ideas: juntar dinero, comprar un buen auto, arreglarlo e irse a europa, a intentar ser ese piloto ganador, ese piloto campeón, ese piloto que será recordado por sus triunfos. El mecánico es Mickey Rooney (veo que estuvo casado con Ava Gardner), en un rol que interpreta la mar de bien, la del hombre honesto que por diversas cuestiones, más que todo porque es imposible resistir a la tentación y la esperanza parece brillar con más intensidad en las malas ideas, se ve involucrado en malos asuntos. El asunto es que dos sujetos quieren robar un banco; lo que hay es que necesitan un prodigioso conductor, pues lo más difícil es la fuga, y ellos son buenos en idear el plan y apuntar un arma o escupir bravuconadas pero no para controlar un automóvil; el plan es que el mecánico acepte, pero no será su parte del botín, lo pueden apostar los ladrones, lo que lo convencerá (aún cuando con ese dinero podría comprar un auto, viajar a europa, emprender su soñada empresa). Así las cosas, un buen día una bella mujer llega al taller para que le arreglen su auto, preguntando específicamente por este mecánico en particular ya que ha oído excelentes referencias, y a partir de ahí, el reloj corre y el plan toma forma.
Me ha gustado "Drive a Crooked Road" (escrita por Blake Edwards, nada menos); me parece más certera que "Pushover"; su trama, mejor sustentada y construida, más convincente, ciertamente con personajes más profundos y complejos, tocados por una fatalidad retratada y ejecutada con mayor acierto narrativo. Las cartas están sobre la mesa desde el inicio pero no por ello el relato carece de interés y de carga dramática: ella no lo ama, él la ama, y sin embargo el conflicto existe, el dolor existe más que en ese policía que ama a la novia del criminal, que también lo ama de vuelta aunque nunca terminé de aceptar su fulminante e impulsivo amor. Acá las cartas están jugadas, pero no es el juego lo que importa realmente, sino los jugadores que lo apuestan al todo o nada. Será que el mecánico de Mickey Rooney me causa más empatía y que la femme fatale me parece más real también, más humana. Acá todos hacen algo que no quieren para obtener lo que desean, y basta ver cómo terminan las cosas. Cuántas oportunidades se pierden, y luego la consciencia de lo perdido llega demasiado tarde, como un fantasma cruel y traidor.
Cine negro de derrotados. Derrotados del alma, predestinados a la compañía de las sombras, aunque aún estén castigados a soñar y soñar, a tener esperanza en este mundo oscuro y desolado. El mecánico, que piensa que ha encontrado un ángel, aunque en realidad se topa con dos pobres diablos... En realidad esta película tiene un trasfondo triste y amargo. ¿No le habría ido mejor si se hubiese quedado tranquilo con su apaciguada vida de mecánico, si se hubiese aguantado las ganas de llamarla por teléfono o de aceptar sus invitaciones? Oh, en fin... "Drive a Crooked Road", qué revelador título, y estoy seguro que no se refiere precisamente a ese pedazo de maltratada y olvidada carretera que los ladrones deben enfrentar para poder huir con éxito del robo...
Una verdadera y cuasi desconocida joya del género. Imperdible pedazo de noir menos preocupado de la acción que del rumbo, torcido o no, que toma la penumbrosa existencia de uno o dos personajes.