El castigo que contempla la ley para los consumidores de drogas que se colocan después al volante de un vehículo, se antoja extraordinariamente escaso, a la luz de los cinco niños fallecidos cuando regresaban después de jugar un partido de fútbol sala. Varias detenciones anteriores y resulta responsable después, de esta tragedia que rompió la vida de cinco familias, que pedirán, con toda la razón, explicaciones de como pudo estar al volante de un vehículo a motor una persona en tales condiciones. De los accidentes con víctimas hay alcoholemia, permitida o no, en los conductores, hasta en más del cincuenta por ciento de los casos, cuando no es tal, ni mucho menos, el porcentaje de conductores que han consumido bebidas alcohólicas. La tolerancia cero en este asunto debe imponerse mediante la aplicación de sanciones ejemplares, penas de privación de libertad, y cuantos medios estén a nuestro alcance para evitar que se repitan estas situaciones, prueba evidente de que los fallecimientos en accidentes de circulación, se deben en su mayoría al factor humano. Pero nunca al abuso de sustancias psicoactivas, del tipo que se trate, desde drogas ilegales, como es el caso, a fármacos utilizados en el tratamiento de la ansiedad o de la depresión, cuyo consumo es frecuente, y que, pese a advertir expresamente de los peligros que su utilización representa en la conducción, son sistemáticamente compatibilizados con la conducción de automóviles.