La última parada de mis vacaciones era Dubai, y su visita fue más intensa de lo que realmente me esperaba. Me fui de allí pensando en cuando volver y pegarme una larga semana, al sol, en sus hoteles y tiendas, disfrutando de una de las ciudades mas fabulosas del mundo.
Dimos un paseo en barca por la “vieja Dubai” o también conocida como Deira. De vieja no tiene nada, ahí se elevan los primeros rascacielos de la ciudad, entre ellos el Hilton. En la barquita vimos atardecer con un espectacular cielo.
Después nos dimos una vuelta por la ciudad y una de esas paradas imprescindibles era el Burj Al Arab, para mi próxima visita la cena será allí. Sin embargo esta vez no nos podíamos ir sin adentrarnos en la famosa palmera artificial, esa serie de islas que han creado para hacer la ciudad todavía más impresionante en todos sus sentidos. Allí cenamos en el hotel Atlantis, el más grande del mundo. Las vistas de la ciudad desde ese lugar eran inexplicables, un gran número de edificios plagados de luces llenaban el cielo de Dubai. Sin olvidarme del magnífico acuario que habita en el hotel.
No podía volver a casa sin acercarme al Burj Khalifa, sin sentir sus 828 metros. Allí se asienta el centro comercial más grande del mundo, junto con el espectáculo de fuentes también más grande del mundo. Sin duda algo que hay que ver, y que si has estado en Las Vegas quizá te resulte familiar. Se supone que subir al Burj Khalifa es algo complicado, se requiere reservar con unos cuantos días de antelación, pero bueno, nosotros tuvimos suerte y pudimos subir, para mi una experiencia inigualable.
¿Qué os parece? ¿Impresiona, no? Yo ya estoy pensando en volver, ¿os apuntáis?
Fotos: Eugeniota Advertisement