Dublín es una ciudad en la que podemos afirmar que la grandeza de las clásicas ciudades cosmopolitas europeas como Londres o París, se mezcla con la sencillez de cualquier pueblo europeo que podemos encontrar al desviarnos de la autopista. Dublín es un balance, es fiesta, es alegría, es calidez. Y además, tiene muchísimas cosas que ofrecer a quienes la visitan. Así que acá va una lista de algunas actividades que se pueden hacer en la capital irlandesa, y que además valen montones la pena.
Primero, visitar las principales calles y avenidas de la ciudad es un paso muy importante para ver cómo funciona la capital de Irlanda en el día a día. Sin duda la visita es obligada a la principal calle de la ciudad: O'Connell Street. Aquí se puede encontrar de todos: comidas, tiendas, ropa, souvenirs, etc. Cabe resaltar que se pueden observar monumentos, como el de Daniel O'Connell (líder nacionalista irlandés y que -adivinen- le da su nombre a la calle). También se puede observar la Oficina Central de Correos, escenario triste de uno de los Domingos Sangrientos de la lucha republicana en Dublín. Y más adelante, elevándose hacia los cielos, está The Spire. Un monumento muy particular y que hará que volvamos nuestras cabezas hasta las nubes. La caminata con por O'Connell Street se puede completar al moverse hacia Grafton Street, donde la andada peatonal se puede tornar muy interesante.
Otro sitio interesante para visitar en la ciudad es el Castillo de Dublín. Se puede pasear por los exteriores y el pato interior, y también puede pagarse para ingresar a las salas comunes dentro del edificio. Leer y conocer un poco de historia sobre el castillo ayuda a enriquecer enormemente la experiencia, sobre todo lo relacionado con la situación anglo-irlandesa de aquellas épocas. Conforme nos vamos acercando al corazón de la ciudad, se pueden disfrutar de experiencias particulares, como cruzar el famosísimo Puente Ha'Penny (con su historia de peajes muy singular) o visitar la zona de Wood Quay, donde quedaba uno de los vestigios de la civilización vikinga en Dublín, y que lastimosamente el Ayuntamiento de la ciudad se encargó de desaparecer. Aun así, la visita vale muchísimo para conocer un poco de historia.
Y ya que estamos con vikingos, los vestigios de Wood Quay pueden verse en el Museo Nacional de Irlanda, el cual es una visita recomendada. De igual forma se puede visitar el Museo de Historia Natural de Dublín (totalmente gratis), o si el turista lo prefiere, puede visitar otro lugar sumamente emblemático: la Guinness Storehouse, casa histórica de una de las cervezas legendarias de Europa, y caballo de guerra de los irlandeses en cuánto a bebidas cerveceras: la Guinness.
Por último, y creemos que totalmente imperdible: una visita nocturna a Temple Bar. De algo estamos seguros: los irlandeses son amigables, atentos y cálidos, y esto es más notable cuando sales de fiesta con ellos. Alrededor del mundo se podrán vender pubs irlandeses, pero la verdadera esencia de ellos está en Irlanda. Teatro, música, pub crawls, cerveza con los amigos, o simplemente un buen rato, se juntan en Temple Bar para dejar una huella mágica en las personas que tienen la buena fortuna de pasar una noche dublinesa. Un día perfecto en Dublín se cierra con una noche memorable en Temple Bar.
Solamente hay algo que nos queda decir: ¡Dublín es imperdible! Mística, bella, maravillosa...cientos de adjetivos buenos para el corazón de una joya de país como lo es Irlanda. Si alguna vez piensa en visitar la Isla Esmeralda, ¡no lo dude! La capital irlandesa espera con los brazos abiertos.