Dublín: la ciudad de la literatura

Por Viajaelmundo @viajaelmundo

A Dublín la conocía antes de verla por primera vez. Me la tropecé en varios libros, la busqué con esmero en el mapa y traté de aprenderme ciertos nombres. Pero cuando nos vimos, se convirtió en muchas ciudades a la vez. Era ella una conversación distinta dependiendo de la hora del día, calles enredadas y perfectas para mi curiosidad. Estar en la capital irlandesa es pasear por su verde, los sabores de sus cervezas, la historia de sus esquinas. Dublín es un cúmulo de emociones; hay que detallarla y caminarla despacio para que nada se nos escape.

Fue allí en Dublín donde nació James Joyce -el autor de Ulyses-, Oscar Wilde y los ganadores del Premio Nobel de Literatura William Butler Yeats, Samuel Beckett y George Bernard Shaw. En una acera, en la pared de algún pub, bajo la sombra de algún árbol e, incluso, asomándose con timidez desde alguna ventana, salta algún detalle relacionado a las palabras. No en vano, Dublín fue declarada por la UNESCO como la ciudad de la literatura.

Me tomé el tiempo necesario para caminar por algunos lugares y tratar de entenderlos; de allí surgió esta suerte de recorrido literario al que trato de ponerle un poco de orden mientras escribo. Seguramente, faltarán muchos lugares. La idea es preguntar, ir de un pub a otro, observar. Así uno puede escuchar todo lo que la ciudad tiene por decir.

The Long Room guarda los 200 mil libros más antiguos de la biblioteca

Old Library, en el Trinity College. Dicen que uno realmente no ha visitado Dublín si no se va a este lugar. La vieja biblioteca que está en el corazón del Trinity College, la universidad de la ciudad, es un espacio impresionante (de 65 metros) en el que están guardados más de 200 mil libros antiguos. Su estructura es del siglo XVIII y nos deja con cara de sorpresa. Allí también se encuentra una exposición permanente del Libro de Kells, un manuscrito del siglo IX. Aquí hay un post en el que cuento todo con más detalle.

St Patrick’s Cathedral. Es una iglesia; lo sabemos. La más visitada de Irlanda. Pero como dato curioso hay que decir que desde 1713 a 1745 el escritor Jonathan Swift fue decano de la catedral y desarrolló gran parte de su obra desde allí. Una piedra y un epitafio lo confirma.

Marsh’s Library. Al salir de la Catedral, caminen un poco más a la izquierda y se encontrarán con la entrada pequeñita a esta biblioteca, abierta por primera vez en 1701 y que contiene un poco más de 25 mil libros del siglo XVI, XVII y XVIII especializados en literatura clásica, música, matemáticas, viajes, navegación, ciencia y leyes.

En la Catedral de St Patrick

James Joyce se respira en toda la ciudad

James Joyce Centre. Para quienes conozcan la obra de James Joyce y quieran estar más cerca de su trabajo, éste es el lugar. Desde aquí se hacen tours caminando por la ciudad, siguiendo la pista de su libro Ulyses; hay exhibiciones, eventos y más. Pero, si quieres caminar más a tu ritmo y siguiendo los pasos del libro de Joyce, se puede adquirir una audio guía en la Oficina de Turismo de Dublín, que viene acompañada con un mapa para que puedas explorar la ciudad.

The Brazen Head. Así se llama el pub más antiguo de Dublín y allí, todas las noches, hay música y lecturas, mientras cenas y tomas la cerveza que más te guste.

An Post Museum. La oficina de correos de Irlanda forma parte importante del desarrollo de su sociedad. Allí es posible encontrar cartas escritas en diferentes siglos que son reflejo de etiqueta, estilo y el lenguaje que se empleaba en épocas remotas.

Oscar Wilde en Merrion Square Park

The New Theater. Este teatro situado en la parte vieja de Temple Bar, se especializa en llevar a las tablas obras únicamente de escritores irlandeses.

Dublin Writer’s Museum. Aunque es pequeño, el Museo de los Escritores de Dublín te permite ver de cerca libros, cartas y pertenencias personales de algunos escritores, con más de 300 años de antigüedad.

Merrion Square Park. En una de las curvas de este parque, sentado plácidamente sobre una de las piedras y bajo la buena sombra de los árboles, se deja ver una estatua de Oscar Wilde que arranca fotos a todos los viajeros. Está allí como un memorial y el escritor tiene la mirada fija en la casa donde nació en 1854. Muy cerca de allí también hay un café que lleva su nombre.