El libro recoge, junto con una ilustración muy cuidada, pasajes tan míticos del autor como cuando le hizo saber a Yeats que era "una lástima que nos hayamos encontrado tan tarde, es usted demasiado viejo para que yo pueda influir en su obra literaria", o cuando se encontró por primera vez con Proust y, al no haber leído respectivamente sus obras, se pusieron a hablar de trufas.
Un bonito repaso a sus miserias, fracasos, frustaciones... Que en vida sumaron más los que triunfos y que nos presenta a un personaje tal y como siempre nos lo habíamos imaginado (o por lo menos yo): Seguro de que era un genio y superior a sus contemporáneos.