Duda razonable

Publicado el 16 mayo 2011 por Carmentxu

Queda apenas una semana de campaña electoral. El tiempo ha empezado a dar zancadas de hora en hora, dejando atrás el paso lento y cansino de los días y las semanas. A ese paso cansino debe haber contribuido, sin duda, el discurso manido, demasiado aprendido y ensayado hasta la saciedad en el Congreso, que gastan los aspirantes. Aunque viene precipitado el próximo domingo, pedrada que avanza ya el lunes, poco hemos avanzado y todo son incógnitas. ¿Arrasará, aplastará o tendrá una victoria histórica el PP? Quién sabe.

Ramon, en El País, se ha adelantado una semana

El 22-M es día de elecciones. Pero queda poco donde elegir cuando el pescado está ya vendido. Lo pronostica la avalancha de encuestas de ayer. Los indignados, que son muchos más que los miles que salieron ayer a la calle (al menos cinco millones calculando por lo bajo), y que no debían ser las mismas personas que respondieron, se encuentran en todas y cada una de las poblaciones de la geografía nacional y no sólo en las 50 donde fueron convocados. Este próximo domingo  podrán volver a protestar de forma pacífica, en el acto silencioso de la votación, aunque sus promotores abogan por la abstención, una opción que sólo beneficia a las derechas. Aprovechando la rareza de los días que se avecinan, propongo un cambio de nomenclatura del día de elecciones. En su lugar, podría llamarse día de votaciones porque realmente, elegir, que implica la decisión de una opción frente a otra diferente prefiriéndola para un determinado fin, se está convirtiendo en un lujo al alcance de muy pocos. No hay mucho donde elegir, al menos entre las opciones tradicionales, pero sí hay algo que podemos elegir: ir o no a votar. Yo voy.