Dudas sexuales

Por Desmadreando @desmadreando

Hoy me atacó un estupor que ha causado que millones de gotas de sudor recorran todo mi cuerpo y que siga sin vivir en mi. Quizás sea culpa del calorón o quizás haya influido el hecho de estar en un gimnasio con vapores de las duchas que me hicieran sentir en un sauna a cien grados centígrados para causar ese estado de asombro en mi ser. Da igual. Demasiada confusión.

Curiosamente los sudores no fueron causados por alguna actividad deportiva. Si no por simples dudas. A la puerta de cumplir veinticatorce (si la próxima semana es mi cumpleaños no se olviden) aún tengo dudas existenciales.

No se tratan de dudas sobre la existencia o no de Dios, ni sobre cuándo acabará la crisis o si mi bruja de cabecera atinará que mi próximo niño será varón (eso si que me enoja oiga); si no simples dudas sexuales que me atacaron en un momento inoportuno y lo único que mi cuerpo y mi mente decidieron hacer conmigo fue ponerme a sudar. Como loca.

Imagínese la escena:

Hoy era la última clase de natación de Critter. Este año no ha habido accidentes. Al revés. La pequeña bestia crece, se avienta y flota. No con la gracia de la Sirenita. Digamos que se parece más a Nemo (le gusta nadar con una manita y la otra manita la arroja a la profunididad cual ancla y se vaaaaa hacia el fondo para cantar “Bajooo el maaar”), pero oiga algo hemos avanzado. De nadar nada. Es decir, nadita. Pero se intenta.

Bueno, volvamos a las dudas. En el último día de natación yo decidí ponerme a “pensar” (actividad que desarrollo poco sobretodo porque éste último embarazo me arrancó de golpe y sin aviso varias neuronas y las pocas que quedaban las aniquilé cuando me retoque las mechas). Pues eso. Me puse a pensar -en “un futuro no muy lejano”- cuando me toque llevar a Kraken a clases de natación como será todo. Y en eso de golpe y porrazo ¡pum! empezaron mis dudas sexuales.

Kraken es un hombrecito o varoncito escoja usted la palabra. Es como pelo y cabello. Odio los dos últimos sinónimos pero hay quien le gusta usarlas. Soy así de rara, pero volviendo a lo principal comencé a preguntarme a mi misma que por qué es que existe “un vestuario de niñas y un vestuario de niños”. Podrán decirme que la respuesta es lógica: digamos que por la misma razón que existe baño para mujeres y baño para hombres.

¿Y las madres? ¿Dónde quedan las madres? Las madres que entran al baño de mujeres con un niño. Las madres que entran al vestidor de niñas con un NIÑO. ¿Dónde quedan las reglas sexuales estipuladas? Es más ¿quién demonios pone estas reglas? Porque lo peor de todo es que son implícitas. Nadie ha sabido decirme la razón de por qué una madre puede entrar a un baño de mujeres con un niño y no al contrario. Vale no quiero imaginarme a Critter en un baño de hombres.

¿¡Pero un vestidor de niños?! Digo yo ¡son niños!¡pequeños! ¿Por qué la madre tiene que meter a su niño pequeño hombre al vestidor de niñas? ¿Por qué el padre si está autorizado a meterse con su hija al vestidor de niñas y no a la inversa? ¿Me explico? Relea las frases para poder entender el sentido que es verdaderamente complicado.

Si, como dice Remorada, venimos del país de las Tvnovelas y somos un poco exageradas. Nunca antes me habían agobiado estas dudas sexuales pero como toda Ley de Murphy hoy que me puse a pensar qué demonios haré con Kraken en el futuro, es decir: si me meteré en el vestidor de niños o si lo meteré a él al vestidor de niñas me ocurrió algo “bizarro”.

Fui al cine con mi mejor amiga de México y como buenas amigas y mujeres que somos al terminar la película fuimos al baño juntas (un ritual de cualquier mujer) y mientras hacíamos lo pertinente estábamos comentando cosas de “mujeres”. Al salir del aseo para lavarnos las manos nos encontramos de frente con un chico. ¡Un cuasi hombre! Por decir chico me refiero a un adolescente púber con pelos en el bigote (y a saber en dónde mas) cuya madre le estaba enseñando en el espejo del baño de mujeres cómo colocarse las lentillas. Un acto amoroso- si no hubiese sido por las confesiones que soltamos mi amiga y yo en voz alta en el baño de mujeres y que como respuesta obtuvieron una sonrisa picarona rodeada de cuatro escasos “vellos” alrededor de la comisura de los labios de ese pobre chico puberto- lo cual convirtió su presencia en algo bastante “molesto” y me vi murmurando bastante alto como si fuese una vieja cascarrabias la frase de “éste niño ya está muy grandecito para entrar al baño de mujeres“. Me sentí toda una madre. Es más, casi abuela.

¿Es legal meter a un chico adolescente a un baño de mujeres?¿Quién estipula los límites?Normal que la madre no se metiera al baño de hombres. Eso hubiese estado más chistoso si cabe. Pero por qué no buscar un espejo en la óptica. Por qué no esperar llegar a casa para mostrarle cómo colocarse las lentillas. Dudas que jamás tendrán respuestas.

Y a todo esto ¿se han preguntado quién ha desarrollado la semiología moderna de los baños que en lugar de poner una muñeca y un muñeco de palitos de toda la vida de Dios ahora se las dan de muy creativos y ponen un mundo y un sol y cosas de esas variopintas? Siempre me tengo que poner delante a descifrar cuál es el baño de mujeres mientras lo único que estoy pensando es que tengo ganas de miccionar. ¡Una estupidez! ¡Y más porque siempre me equivoco! Mi mente elige siempre el que no es. No se trataba de un mundo si no de “La Tierra” y de ahí el femenino y de ahí que es el baño de mujeres. Está claro que yo elegí el sol por pensar en “la luz” cuyo artículo es femenino. Error. Nunca confié en su instinto, pregunté y ya está.

Así que ante la lógica del baño yo me rindo. ¿Alguien me explica cómo le haré con Kraken?

Ah y un favorcito: las madres de adolescentes ¡no metan a sus hijos al baño! Si hay vello en la zona facial ya pueden ir solicos por la vida.