Sentía el poder de la magia, o el del amor, que es lo mismo.
Lo sentía fuerte, sanador, sin tiempo.
Vivimos en la magia, dijo, de ahí venimos y nuestra misión es traer la magia a esta vida, la que vivimos cuando creemos que despertamos cada mañana. No despertamos porque no dormimos, sólo atravesamos una puerta desde donde está el todo hacia esta ilusión.
Esa magia, ese amor supremo, es lo que debemos traer aquí para bañar con él todas las cosas de cada día.