Este libro es una excusa perfecta para hablaros de sueños.
María Rodés presenta una recopilación con algunos de los suyos, ya que tiene la costumbre de anotarlos cada mañana al despertar, desde hace años. “Empecé a escribir mis sueños a raíz de una crisis creativa. Quería salir de mis temáticas habituales y buscar nuevas formas de expresarme que no pudieran ocurrírseme de manera consciente. Primero experimenté un poco con la escritura automática y una cosa llevó a la otra. Coloqué un cuaderno de color negro en mi mesita de noche y me propuse escribir lo que recordara de cada sueño todas las mañanas.” Definitivamente, el color de las tapas de ese cuaderno me parece clave. ¿De qué color habría de ser si no, un libro de ilusiones?
Basada en el extrañísimo libro de Réjean Ducharme, “El valle de los avasallados” (2009), encontramos la última película que rodó Jean-Claude Lauzon antes de sufrir el accidente de aviación que le rrebató la vida. Se trata de la complejísima y sorprendente “Léolo”, procedente de 1992, que cuenta la historia del niño Léo Lauzon, o Léolo Lozone, como se autodenomina. También inclasificable, deja un extraño sabor de boca al espectador (profundamente agridulce), y de ella rescato la ya mítica frase "Porque sueño, no lo estoy. (Porque sueño, no estoy loco)”.
La escritora Isabel Bono reparte su actividad bloguera en varias bitácoras, una de ellas completamente dedicada a sus sueños, que transcribe con frecuencia desde 2008. Se llama “La espuma de las noches”, (en homenaje, supongo, a Boris Vian). Isabel tiene una facilidad especial para la delicadeza, por lo que es capaz de transmitir una gran cantidad de sensaciones con un puñado de frases.
En cuanto a canciones, la lista también podría ser eterna, pero quiero dejar constancia aquí de dos debilidades personales: por un lado, “The dream song” de Joan Baez, una canción onírica, salvaje y preciosa en la que oigo, cuando la escucho, esa pequeña parte de mi historia que cuenta cómo una niña eterna, descalza, que no sé si es ella o soy yo, caprichosa me arrebata algo que en realidad nunca me perteneció. El otro tema es “Blue heart”, de Deine Lakaien, un tema que escuché de casualidad precisamente a los pocos días de haber tenido un sueño demasiado vívido, y al que por fin pude poner banda sonora. Pero sobre esa historia ya escribí por aquí hace tiempo.
Apenas he hablado de María Rodés, ya dije al principio que esta vez su libro sólo sería una excusa. Pero es interesante, de verdad. Junto a los textos, hay una serie de dibujos infantiles de la misma autora-niña que, si evidentemente no aportan una calidad artística visual arrebatadora, sí que añaden ternura e inciden sutilmente en la idea de cómo el subconsciente y nuestras primeras impresiones acerca del mundo, influyen tanto en nuestros sueños de cada noche como en nuestra vida diaria.
When I really woke I was frozen in between
I didn’t know who I was, it was a
dream inside a dream
Oh what a dream
*