En primer lugar quería hablar de una tienda bastante especial llamada Cake Shop, que se encuentra en la calle József Attila, (cerca de Erzsébet tér), y que como su propio nombre indica elaboran pasteles y tartas. La mayor curiosidad es que los preparan allí mismo, delante del escaparate y detrás del mostrador, y puedes ver siempre a al menos una chica haciendo las tartas de forma artesanal delante tuyo.
Cuando he estado no había una gran variedad de tartas, pero da igual: todas están buenísimas. Así que no importa qué pidáis. En mi caso me decanté por una con mucho chocolate (es mi debilidad), y una tarta de queso y caramelo. También tienen cafés, tés y batidos. Y los macarons aunque no los probé tenían muy buena pinta.
Sobre todo realizan tartas por encargo (cumpleaños, bodas...) y el establecimiento es muy pequeño: tiene tres mesas pequeñitas y una barra. Así que si pasáis por allí y está lleno, volver al rato y probablemente haya sitio. Esto junto con el precio (caro en comparación con las típicas cukrászdas, entre 800 y 900 forint el trozo de tarta) son sus mayores inconvenientes. Sin embargo es un lugar perfecto y encantador para ir de vez en cuando. Ojo con el horario, cierran a las 8 de la tarde (los domingos a las 6). La dirección es József Attila 12.