"Nunal sa tubig" es la más arquetípica y al mismo tiempo la más secreta de las películas que pueda uno imaginarse nacida en esa parte del mundo: tan coral, cotidiana, pobre, rural y a la intemperie de la naturaleza como pudiera suponerse, pero también, inopinadamente, resultando ser un melodrama atravesado por múltiples historias apenas insinuadas, un film político al fondo del constante trasiego desde y hacia la ciudad - o, tomando el límite más lejano, el sur -, un film sobre el matriarcado como lo dispuso en "La lotta del uomo per la sua sopravivvenza" Roberto Rossellini o una indagación sobre un espacio físico, un lago, que da y quita vida.
La precisión y la capacidad de penetración de la mirada de Bernal alcanza su cénit en este film disperso, sereno e inasible, en el que aplica justo el método opuesto que el utilizado en el que más se le asemeja de los suyos en cuanto a concentración y comprensión de lo observado, el torrencial y en gran medida improvisado "Manila by night / City after dark", de también repletos encuadres como este, dos cumbres pero no dos faros en una carrera tanto más apasionante cuanto más se pueda llegar a conocer.
Antes y después será capaz también de llegar tan lejos reduciendo todas las dimensiones posibles para poder centrarse en unos pocos personajes: el trío amoroso de "Ikaw ay akin", las parejas de "Relasyon" o "Hindi kita malimot", la madre soltera de "Pahiram ng isang umaga", la que no puede ni llegar a serlo en "Hinugot sa langit" o la, aún más solitaria que todas ellas, hacedora de milagros de "Himala", por ejemplo.
Será cada vez menos ambicioso formalmente Bernal en realidad con el paso de los años y hasta su prematura muerte, con lo que poco o nada debía inquietarle lucir semejante escarapela si no venía impuesta por los suyos, que sí le retribuyeron como mereció.
No se puede llegar más lejos de ese cruce de caminos en que lo que es inequívocamente tuyo pasa a pertenecer a los demás.
"Nunal sa tubig" no es más - y es nada menos - que el reflejo en celuloide de la aventura de quien quiso mirar sin camuflarse ni intervenir entre estas gentes iletradas (= que no saben nada que no necesiten) arrancando poesía de donde suele manar denuncia y drama de donde descendía la belleza.