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Publicado el 02 julio 2015 por Vicente Jiménez @Parnasillo


Dulce et decorum est de Wilfred Owen influyó en el pensamiento
occidental de forma determinante tras la finalización de la primera gran guerra. A lo largo de ese infierno, un iluso Lenin estaba refugiado en Suiza mientras obreros alemanes e ingleses se despedazaban unos a otros en las trincheras. Eran aquellas trincheras enfangadas, húmedas, infectadas de parásitos, hediondas y productoras en serie de enfermedad, sufrimiento y muerte mucho antes de que cayeran los temidos obuses, silbaran las balas y el gas mostaza extendiera la peor de las muertes imaginable. De este dantesco espectáculo nos hicieron partícipes los poemas de un Owen testigo de primera mano, que lo sufrió en sus carnes. Entre tanto, las oligarquías planeaban el escenario del infierno cómodos en la retaguardia.

Eran esas mismas trincheras donde una legión de obreros de uno y otro bando compartían espacio con las innumerables ratas, pulgas, liendres, piojos y enfermedades que campaban por sus respetos. Eran esos mismos gases mostaza que reventaban los ojos y los pulmones de los obreros de uno y otro
bando. Mientras, Lenin no daba crédito a sus ojos: el pobre creyó que los
obreros ingleses y alemanes jamás se dispararían entre sí, después de aquel
" trabajadores de todo el mundo uníos en la lucha". Claro que él se refería a
otro tipo de lucha y por otros motivos. El manifiesto comunista cayó hecho
pedazos para un Lenin consciente de su primer gran fracaso.

Yo acusaría a Tsipras y su panda de esa misma inocencia de la que hizo gala Lenin si los creyera inocentes. Yo acusaría de la misma inocencia a la Troika y
su panda, si los creyera inocentes. Dicen los de un lado de esta caterva de
criminales, tan criminales como los que enterraron a aquellos miles de obreros
en el infecto cieno de las trincheras, que consultarán al pueblo qué hacer tras su enorme fracaso. Esa consulta equivale a cavar una trinchera de miseria y echarlos a todos adentro pues ¿no habéis sido vosotros los que prometíais henchidos de populismo que el maná era posible sin esfuerzo alguno? Y ese fracaso, evidente, calculado y cantado con el único objetivo de conseguir el poder por el poder tienen el cinismo de taparlo con una consulta realizada a los que crédulamente los eligieron esperando que cumplieran sus promesas. ¡Ay amigos! A conseguir el poder por el poder se le llama fascismo: así de simple. No existe peor crimen que disfrazar una dictadura de democracia.


Dice esa caterva financiera del otro lado que hay que pagar una deuda; deuda que estaba calculada, constituía un fracaso moral y cuyo resultado final estaba también tan cantado como el de los populistas. A conseguir la riqueza por la riqueza se le llama avaricia. Tan pecado capital resulta lo uno como el otro. Tan repugnante a toda decencia es avariciar el poder por el poder como la riqueza por la riqueza.

No existe en toda una Europa liderada por socialdemócratas, ni ahora tampoco en unos EE UU gobernados por un socialdemócrata un solo hombre de estado, y es posible que si apareciese uno de verdad lo eliminarían como a Lincoln. Ni los de un lado ni los del otro, ni troikistas ni populsitas mencionarán jamás lo que constituye para ellos la verdadera bestia negra, porque para ambos el pueblo, esa sociedad civil carece de importancia alguna. Ninguno de ellos utilizará los medios de comunicación que ellos mismos controlan para mencionar ni una sola palabra sobre la libertad del pueblo. Libertad para tomar decisiones, libertad para equivocarse, enmendar y al final acertar. Preguntaron a Lincoln cómo iba a darles la libertad a los negros si no iban a saber qué hacer con ella, y éste respondió: "cuando la tengan veremos..." Bien, pues cuando la sociedad civil tenga la libertad colectiva veremos qué hace con ella.

Hay vidas que no son vidas. Sólo son el fantasma de una ilusión. / There are
lives that are not lives. Only the ghost os an illusion. Autor: @novomedinilla


Lo fácil es enterrar en la miseria a los trabajadores, a esa clase media
que trabaja para ofrecer una vida digna a los suyos. Lo fácil es enterrarlos en deudas tan enfangadas como aquellas trincheras y después exigir el sacrificio a esos trabajadores, pero nunca a las cprruptas oligarquías que los han metido allí. Lo fácil es halagar al pueblo como hacen todos los populista prometiendo que con ellos caerá un maná del cielo; maná que los dirigentes saben jamás llegará. Lo fácil es ante un fracaso total hacer creer al pueblo que fueron ellos quienes tomaron las decisiones montando en el momento apropiado un plebiscito tan mortífero como uno de aquellos obuses que caían en las
trincheras haciendo saltar por los aires miembros y "miembras"..,
despedazando a trabajadores. Lo fácil es desmembrar a los trabajadores con
una pregunta envenenada cuando ellos jamás han tenido opción de poder
decidir ni elegir nada. Tsipras, Podemos, Troika, gobernantes de Europa,
oligarcas.., ¡el mundo es vuestro! Enterradlos a todos en el barro de las
trincheras y formad un ejército de zombies esclavos. Trabajadores, soldados, llega el gas mostaza... En forma de zombies... Dulce et decorum est...

"Gas! Gas! Quick, boys! - An ecstasy of fumbling,
Fitting the clumsy helmets just in time;
But someone still was yelling out and stumbling,
And flound'ring like a man in fire or lime...
Dim, through the misty panes and thick green light,
As under a green sea, I saw him drowning.
In all my dreams, before my helpless sight,
He plunges at me, guttering, choking, drowning,
If in some smothering dreams you too could pace
Behind the wagon that we flung him in,
And watch the white eyes writhing in his face,
His hanging face, like a devil's sick of sin."


Those words graphically bring to life a terrifying gas attack on a British trench
during the First World War.

After his terrible experience in the trenches he suffered from what they used to
call 'shell-shock.' And he wrote that in a psychiatric hospital in 1917. And it's brutal and bloody and graphic and it captures the feelings of men caught in the hell of war. He wears his heart on his sleeve and he spares us no detail. And he
makes us confront war's darkest demons.

"If you could hear, at every jolt, the blood
Come gargling from the froth-corrupted lungs,
Obscene as cancer, bitter as the cud
Of vile, incurable sores on innocent tongues, -
My friend, you would not tell with such high zest
To children ardent for some desperate glory,
The old Lie: Dulce et decorum est
Pro patria mori."

The poem ends with Owen's sarcastic condemnation of jingoism: "Dulce et
Decorum est pro patria mori," which translates as 'It is sweet and honourable to die for one's country'.

Owen returned to the frontline in 1918, and just a week before the end of the
war; whether he thought it was sweet and honourable or not, he died for his
country. At the time, he was just another soldier poet writing about the war. So why,after all these years, do we see Wilfred Owen's poetry as a defining image of World war