He descubierto la forma de evitar el mal rato. No es ningún remedio milagroso, ni una canción relajante o algún producto infalible. Es tan simple y tan simpático, que no sé cómo no se me había ocurrido antes. Simplemente hay que dejar que al peque le despierte... ¡su hermano!
En fin, ya sé que esta solución defraudará a más de una y más de uno, y no siempre es posible llevarla a cabo, pero es lo que tiene ser papá de mellizos, que algunas respuestas te llegan solas y de los modos más insospechados. Los que tengáis más de un peque, probadlo, a ver qué tal. Los que no, sólo puedo deciros que... paciencia.