Al sector financiero parece que no le ha afectado el endurecimiento de la ley laboral dónde se impone una indemnización de 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades.
Las entidades financieras van por libre y siguen pagando un dineral en las indemnizaciones, más cerca de los 45 días por año trabajado que marcaba la legislación anterior.
Un empleado de banca recibe hoy una indemnización media de unos 44.556 euros, casi cinco veces más que los 9.150 euros que se lleva un trabajador medio.
Las diferencias fueron mucho mayores durante la reordenación de las cajas de ahorros cuando en cada despedido del sector la indemnización media ascendía a los 128.211 euros. Doce veces más que cualquier otro.
Recibir una indemnización es un derecho que tiene todo trabajador, pero que el importe se acerque más a un premio de lotería y que, sobretodo, esa indemnización la paguemos todos con nuestros impuestosme parece una salvajada en los tiempos que estamos.
No hay que olvidar que la mayoría de cajas de ahorros que se fusionaron y despidieron a toca teja a gran parte de la plantilla son las que ahora tenemos que rescatar a base de impuestos, deuda del Estado y hasta un próximo rescate del país.