Por Laura Leticia Valencia
Dunkerque narra la historia de un rescate de la Segunda Guerra Mundial, en 1940, hacia soldados ingleses, franceses y belgas. Sucede en la costa francesa, colindante con el sureste de la isla británica.
La película -escrita y dirigida por Christopher Nolan- nos muestra tres líneas argumentales con tres tiempos de duración distintos, que se centran en la acción en tierra, aire y mar. La primera se enfoca en un grupo de soldados jóvenes, donde los héroes se desvanecen y se revelan como personas en la búsqueda de su sola supervivencia, y donde la ayuda y la fraternidad son más bien un accidente.
La segunda línea sigue los movimientos de un escuadrón de caza aérea, que tiene su actividad cerca del puerto. Finalmente, se cuenta la travesía de un pequeño bote, que acude como parte de los refuerzos civiles para el rescate.
En general, el protagonista es la mera guerra. Los personajes no llegan a tener una personalidad propia, es el conjunto el que ofrece una visión más sólida con respecto de la trama.
De esta manera, los individuos se difuminan unos en otros, sin definirse, y sus contenidos son momentáneos, con respecto de lo que sucede en el entorno. Ese acercamiento, supongo, fue intencional, aunque deja poco espacio a la identificación o la empatía hacia alguno de ellos por parte del espectador.
Durante todo el filme, predominan el azul del mar y el verde de los uniformes militares. Visualmente es una experiencia grata, apoyada por la amplitud de las pantallas de cine.
En general, me parece que es una película con méritos que no son lo suficientemente notables como para considerarla excelente, salvo si se exagera el valor de la desmitificación del héroe de guerra.
De los trabajos de Nolan, Dunkerque es el que menos tiene su marca personal. Tan sólo hay que recordar Memento o El gran truco como referencia. Las tramas intricadas, que se suceden como en una matrioska, no tienen lugar aquí. Además, utiliza las leyendas explicatorias para plantear la secuencia, lo cual no deja un buen sabor de boca en tanto que se trata de un mero atajo, viejísimo por cierto, frente a recursos narrativos más complejos y novedosos.
Siempre tiende a crear personajes que son absorbidos por la totalidad de la película, especialmente en Interestelar. Aún así, nunca sentí que fuera un defecto tangible. En esta ocasión sí, puesto que el tono de toda la película desemboca en un patriotismo, más bien patriotero, y pseudo humanismo que ya se repitió en todas las películas hollywoodenses acerca de la Segunda Guerra Mundial. Al menos no toma el recurso de los "alemanes malvados" o de los "terribles nazis" para justificarse.
Así que, me parece, Christopher Nolan hizo esta película buscando un Oscar. Un acercamiento bien escrito (no se puede esperar menos de él), bellamente dirigido, pero que apela a lo que le gusta a la Academia: retratos de grandes eventos, muy "humanos" y "grandiosos". Lo prefiero con otras tramas más personales y complejas, dándole vueltas a sus obsesiones, jugando con la mente y barajando posibilidades de otros mundos. Con Dunkerque sólo puedo decir: meéh.
Laura Leticia Valencia (Puebla, 1993). Editora y redactora para medios impresos y digitales. Estudió la licenciatura en Filosofía.