El virtuosismo de las dos pianistas desplegó un concierto muy ágil que nos supo a poco en la intensidad de su ejecución a dos manos, sincronía perfecta deslizándose sobre una tarde reverdecida de los frutos musicales que, generoso, el piano del dúo Vinte había hecho brotar.
El virtuosismo de las dos pianistas desplegó un concierto muy ágil que nos supo a poco en la intensidad de su ejecución a dos manos, sincronía perfecta deslizándose sobre una tarde reverdecida de los frutos musicales que, generoso, el piano del dúo Vinte había hecho brotar.