En esencia, el Presidente de un país no debería cumplir otra función que la de, en primer lugar, administrar los bienes del pueblo con la ética, la equidad y honestidad más extrema, y nunca, jamás, debería creerse que las arcas del Estado pueden usarse en su beneficio directo ni indirecto. Y creo que aquí radica, como todos sabemos, la pésima administración de los hermanos Castro, principalmente Fidel, que, una vez que “dejó” el poder, lo entregó –en fase terminal y conteo regresivo, aunque con el suero en vena de Venezuela– a Raúl, el actual dictador.
Recién he sabido que en el Ministerio del Interior, no sé si en las Fuerzas Armadas también, se ha comenzado a duplicar el sueldo de aquellos militares que tengan los méritos que aplican para tal medida, nombrada Orden 19. Me llama la atención que sea en las fuerzas represoras donde lo están haciendo, y eso me hace pensar que están comprando la “lealtad” de sus miembros.
Según me hicieron saber, los guardias que trabajan directamente conmigo, fueron priorizados por sus unidades. Seguramente, la gran mayoría de los lectores coincidirán conmigo en que antes merecen esa medida los que laboran en la Salud Publica, en Educación, Agricultura y demás ministerios de la alimentación e industria o de la cultura, pero, ante todo, las embarazadas, los ancianos y familias de bajos ingresos. Sin embargo, los agentes del poder represivo –aquellos sicarios que ejecutan la cadena de injusticias y de abusos– son los imprescindibles, por ende, los premiados en su ya de por sí alto sueldo, si se compara con la media, y sus constantes estímulos, como entregas de viviendas, la mayoría de las que hoy se construyen y otorgan. También se les reparte electrodomésticos, muebles, ropas, ferias con precios bajos, espacios turísticos para vacacionar con sus familias, etcétera.
En última instancia, luego de hacerlo con las labores antes citadas, y que son las que se encargan directamente del bienestar del pueblo, aceptaría que se haga con esa necesaria policía de todo el país que responde al estricto cumplimiento de las leyes, siempre a favor del pueblo, aquella que lucha contra la proliferación de la droga, la delincuencia y cuanto rigor necesita una sociedad.
Otro asunto –y muy distinto– es premiar a los que –respondiendo a las órdenes de la dictadura– abusan de las mujeres como las Damas de Blanco, que, domingo tras domingo, son golpeadas, humilladas y apresadas.
Es curioso que esta medida llegue a raíz de las conversaciones entre Cuba y Estados Unidos, más las de la Unión Europea. Siempre digo que lo único que lograrán es fortalecer a la dictadura, con lo que tendrá más recursos económicos para afianzarse en el poder y ejercer con más ahínco su control totalitario, y ya lo están demostrando.
Alguna vez nos mataron con el dinero del campo socialista; luego, lo han continuado haciendo gracias al petróleo venezolano. Pero pronto será la economía proveniente y sustentada por Norteamérica y la Unión Europea la que financie estos crímenes.
Cada vez el pueblo de Cuba se queda más solo. ¿Será verdad o solo se trata de una mala impresión mía?
Ángel Santiesteban-Prats
6 de junio 2015
Prisión Unidad de Guardafronteras
La Habana