La suerte quiso que la Liga Iberdrola, tras el parón del mes de marzo, arrancara con el duelo mediáticamente más llamativo. La temporada que supone el debut de la sección femenina del Real Madrid, les deparaba al F.C. Barcelona como primer visitante a Valdebebas.
Un duelo entre los grandes trasatlánticos del fútbol patrio que en versión femenina presentan una historia desigual. Por un lado, el F.C. Barcelona, que cumple 50 años con equipo femenino, siendo uno de los clubes fundadores de la Superliga femenina en 1988. Junto con el Athletic, ambos con cinco títulos, es el club más laureado en Liga, y fue protagonista del mayor hito del fútbol femenino de clubes español al disputar la final de Champions de 2019. Por otro, el Real Madrid, que llega 30 años tarde al fútbol femenino, comprando la plaza del Tacón en la máxima categoría, disputaba el domingo su primer encuentro oficial y el segundo partido de su historia.
Más allá de la circunstancia histórica, lo cierto es que el partido presentaba a las cules como claras favoritas. Plantadas sobre el campo, en los primeros minutos pareció pesarles a las visitantes la responsabilidad del choque, la grandilocuencia de disputar un Real Madrid - Barça por primera vez. Pero fue cuestión de pocos minutos.
Pasados apenas cinco minutos, las favoritas empezaron a imponer su mayor calidad y, sobre todo, su mejor coordinación. No en vano, hablamos de un equipo muy hecho frente a otro en construcción. Así, empezaron a llegar oportunidades blaugranas y la guardameta Misa empezaba a convertirse en la mejor de las merengues. En el 18, Patri Guijarro se giró en la frontal y convirtió un tiro cruzado en el primer gol recibido por el Real Madrid femenino. El Barça se vio superior y gozó de cinco minutos plagados de ocasiones tras el gol.
Hacia el minuto 25 empezaron a fluir las combinaciones entre el centro del campo y la delantera de las locales. Abelleira y Oroz aguantaban algún balón en la medular y conseguían enganchar con Marta Cardona y Kosovare Asllani. También Kenti Robles rompía desde el lateral derecho con vigor, y una arrancada sobresaliente de la mexicana finalizaba con un disparo que Paños dejaba muerto en área pequeña. La sueca Asllani luchaba ese balón y lo encajaba en la portería. Era el primer gol del Real Madrid femenino, convertido por su jugadora más notable, pero la colegiada consideró falta de la atacante sobre la cancerbera alicantina.
El último cuarto de hora de la primera mitad fue el más abierto, con llegadas de ambos equipos, si bien las del Barcelona fueron más claras e hicieron trabajar con acierto a Misa. No obstante, el 0-1 al descanso y las últimas sensaciones de las madridistas, dejaron la sensación de que aun había partido.
Pero según avanzó el segundo tiempo, la resistencia del Real Madrid se fue deshaciendo ante un equipo más rodado tanto en físico, como en táctica, como técnicamente. Las llegadas del Barça cada vez fueron más profundas. Hasta que a los diez minutos, un pase atrás desde línea de fondo de Caroline Graham Hansen, se encontró con el desacuerdo de la defensa Babbet con la portera Misa, para convertirse en el 0-2. A partir de ahí, el Real Madrid supo que el partido se les había escapado.
Aunque el Real Madrid pudo merecer el gol del honor, lo cierto es que el Barça siguió dominando, con sus cambios demostró tener mayor profundidad de banquillo, y, por medio de Mertens y de Alexia, elevó a 0-4 el resultado final. Además de algunas otras ocasiones que se fueron al limbo.
Con esa goleada en contra finalizó este primer partido de fútbol femenino entre las principales entidades del deporte español. Muestra a un Real Madrid que tendrá que trabajar para lograr situarse en una buena posición dentro de la Liga Iberdrola. Pero que parece competitivo y dejará buenos resultados. También a un Barça superior al resto, máximo favorito para repetir título liguero y que volverá a pelear con los mejores equipos europeos.
Pero el problema de este Real Madrid está en el globo que, sobre todo desde algunos medios de comunicación de la capital, han inflado alrededor de la formación de este equipo femenino. Los periódicos editados en Madrid, que apenas prestaban atención al balompié de mujeres a pesar de tener buenos equipos en la ciudad, se lanzaron a llevar a los lugares principales de sus ediciones a papel o digitales los presuntos fichajes de altos vuelos que iba a realizar Florentino para el sucesor del Tacón. Creían que desde el minuto 1 todas las jugadoras del planeta iban a desear llevar la casaca blanca. Sin entender que el fútbol femenino tiene su vida aparte del masculino, y que un equipo recién creado sería menos atractivo que los clubes de la élite europea para las principales cracks.
El Real Madrid tiene camino por delante para alcanzar en el fútbol femenino un estatus similar al que tiene en el masculino. Seguro que David Aznar y las suyas son conscientes. Esperemos que las expectativas falsamente elevadas no supongan un problema para los aficionados y las aficionadas blancas. Las jóvenes madridistas merecen referentes en los que fijarse. Por eso, esto va más allá del bien que la creación del Real Madrid femenino pueda traer a la notoriedad del fútbol femenino. Estamos ante una cuestión de justicia. Por ejemplo, para esas niñas que se formaban en la academia blanca. Ya que tenían que abandonarla a los 14 años, por no existir equipos femeninos y no poder seguir jugando con niños.
El Real Madrid ha llegado (terriblemente tarde) al fútbol femenino, esperemos que sea para bien.