Durante la crisis la luz ha subido en España un 52%, el doble que en el resto de la UE

Publicado el 21 octubre 2015 por Msnoferini

Según hemos tenido noticia en estos últimos días entre 2008 y 2014, la factura eléctrica de los españoles se encareció el doble que en el resto de la Unión Europea –durante la crisis la electricidad ha experimentado un aumento de hasta el 52%-. Un encarecimiento muy alarmante si tenemos en cuenta cual es la situación de nuestro país, donde el desempleo y las constantes devaluaciones salariales de estos últimos años han llevado a muchas familias a una muy precaria situación económica, disparado el número de hogares en los que se está sufriendo lo que se ha venido a llamar pobreza energética.

Desde la liberación del sector en el año 1997 que el recibo de la luz no ha dejado de subir, y resulta muy alarmante que detrás de estas subidas se escondan los llamados costes regulatorios. Para entendernos, el recibo de la luz se compone de varios elementos: el coste de la energía (que lo dicta el mercado), los impuestos (el IVA y el de la electricidad) y los famosos peajes regulados (redes y política energética).

Lo que exactamente pagamos dentro del concepto de peajes, y que supone un 41% del recibo, sería: transporte de la electricidad, distribución de la electricidad, gestión comercial, operador del sistema y Comisión Nacional de la Energía (CNE), primas al régimen especial y energías renovables y déficit tarifario.

La oficina estadística de la Comisión Europea, Eurostat, sitúa a España como el cuarto país más caro en electricidad y gas en Europa; solo superado por Dinamarca, Alemania e Irlanda. En términos porcentuales el incremento de la electricidad en los últimos seis años para las viviendas españolas ha sido del 70%.

España lleva años siendo víctima de unas nefastas políticas energéticas, pero que han sido muy ventajosas para las empresas del sector, que al final las acabamos pagando los consumidores de nuestro país.

El recibo de la luz no puede seguir financiando (a través de los costes regulados) las ayudas al carbón, las renovables o la insularidad, ni pagar los seguros eléctricos de la gran industria. Como tampoco tiene ninguna lógica los enormes márgenes de beneficio que tienen las empresas del sector, a las que encima les estamos pagando un supuesto déficit tarifario, la diferencia que supuestamente se ha ido generando al ser un sector regulado en el que el consumidor paga por debajo de lo que le correspondería pero que a la larga acabamos pagando con creces a través de los llamados peajes de acceso.

Tampoco deberíamos olvidar, tal como dice el informe del Oxford Institute for Energy Studies, que mientras el precio de la luz para las familias europeas durante los años de crisis ha crecido un 34% en EEUU solamente lo ha hecho en un 18%, lo que debería llevar a la UE a plantearse el elaborar e impulsar un modelo energético común.

MSNoferini