Tras dejar atrás el que hoy se conoce como estrecho de Magallanes, la expedición fue azotada por grandes males: hambre y enfermedad. El cronista del viaje, Antonio Pigafetta, relataba:
La galleta que comíamos ya no era más pan sino un polvo lleno de gusanos que habían devorado toda su sustancia. Además, tenía un olor fétido insoportable porque estaba impregnada de orina de ratas. El agua que bebíamos era pútrida y hedionda. Por no morir de hambre, nos hemos visto obligados a comer los trozos de cuero que cubrían el mástil mayor a fin de que las cuerdas no se estropeen contra la madera...Así que cuando divisaron una isla, no dudaron en hacer una paradita para llenar los depósitos de gasolina. Allí, conocieron a los habitantes de las islas Molucas. Prosiguieron su camino y dieron con la isla Homonhon, donde Magallanes tuvo diversas reuniones con rajás locales.A cambio de endosar unos cuantos bautizos y declarar el lugar bajo el gobierno español, Magallanes se dejó arrastrar a un enfrentamiento entre dos de esos jefes locales, dando pie a la Batalla de Mactán (1521), en la que 1500 guerreros armados con flechas y lanzas acorralaron a 49 soldados españoles con el agua del mar hasta los muslos.Magallanes intentó asustarlos mediante el uso de armas de fuego, pero fue herido por unos enfurecidos nativos. Enseguida, ordenó la retirada. Identificado por los nativos como el líder, Magallanes fue objetivo de los guerreros. Una flecha le alcanzó en la pierna y una lanza de bambú en el brazo.
Batalla de Mactán
Los hombres se retiraban hacia los botes, y el portugués se puso entre éstos y los nativos, que le rodearon. Pigafetta relata:...un isleño consiguió herir al capitán en la cara con una lanza de bambú. Desesperado, éste hundió su lanza en el pecho del indio y la dejó clavada. Quiso usar la espada, pero sólo pudo desenvainarla a medias, a causa de una herida que recibió en el brazo derecho... Entonces los indios se abalanzaron sobre él con espadas y cimitarras y cuanta arma tenían y acabaron con él, con nuestro espejo, nuestra luz, nuestro consuelo, nuestro guía verdadero. Cuando lo hirieron, se volvió muchas veces para comprobar que estábamos todos a salvo en los barcos.REFERENCIAS:
- Carlos Martín Fritz, Hernando de Magallanes.
- Martín Fernández de Navarrete, De los viages y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV: Expediciones al Maluco, viage de Magallanes y de Elcano, 1837.