Allá por 1996, en plena génesis de Wildstorm, llegaron los DV8. El nombre, en castellano no dice mucho pero en inglés jugaban con el significado al leerlo letras y números, cuyo resultado era “desviante”. Y así era; DV8 eran el reverso oscuro de los jóvenes adolescentes de Gen 13. A las órdenes de la mala malísima Ivana Baiul y de Operaciones Internacionales, los nueve jóvenes integrantes del grupo se dedicaban a mostrarse, no todos, como adolescentes malcriados, egoistas y crueles. Unas “joyitas”, vamos. Ríanse de la generación Ni-ni si la comparamos con los DV8. Manipulados por Baiul, entregados diría yo a ella, acataban órdenes y se llenaban las manos de esa sensación de poder y de estar por encima del bien y del mal.
Durante 32 entregas iniciadas por Warren Ellis y Humberto Ramos, entedimos que dentro del grupo los había muy malos, malotes y algún que otro con algo de conciencia. Threshold (Matthew Callahan) y su hermanita Bliss (Nicole Callahan), Sublime (Rachel Goldman), Frostbite (Leon Carver), Powerhaus (Hector Morales), Copycat (Gem Antonelli) y sus cuatro personalidades, Evo (Michael Heller), Freestyle (Jocelyn Davis) y Sideways Bob dieron forma a historias en las que se intentaban traspasar fronteras de moralidad, violencia y sexo, siempre dentro de unos límites claro. Hedonistas y caprichosos eran marcas de la casa. Claro que la marcha de Ellis tras apenas ocho números y la espantá de Ramos con seis números dibujados, hicieron que lo que podía haber sido, nunca llegara a ser del todo. El primer volumen de la serie terminó en 1999 y aunque fueron vistos en otras miniserie de seis números, no fueron protagonistas hasta diez años mas tarde, en 2010. Les llegó una nueva oportunidad en forma de otra miniserie de diez números, escrita por Brian Wood y dibujada por la desconocida Rebekah Isaacs. Claro, hablamos de Dioses y Monstruos, publicada en nuestro país por Norma Editorial en un tomo que recopila la miniserie.
La idea central de la miniserie es recuperar a los personajes para el Universo Wildstorm. Si, también se acabará y terminará dentro de la continuidad deceera, pero todavía no hemos llegado a ese ¿Irreversible? momento. Así que lo que tenemos es una reentré de unos personajes que, si no olvidados, muy perdidos y, para su desgracia, estereotipados en su imagen de grupo antítesis de Gen 13. La historia es sencilla; Ocho de los integrantes, no estará Sideways Bob, acaban en un planeta primitivo, donde las tribus existentes llevan siglos en guerra. Su llegada no pasa desapercibido a los habitantes, quienes toman por dioses a esos seres de trajes brillantes y poderes extraordinarios. A través del relato de una cautiva Gem Antonelli (que desconoce, al igual que el lector quien es su carcelero), escucharemos como fueron esos días en una tierra desconocida para ellos y donde sus decisiones las tomaban ellos mismos, sin nadie que los manipulara por primera vez en mucho tiempo. Hay que destacar que ninguno de los DV8 sabe donde se encuentra ni cuando ni por qué.
Muy claro queda que la idea de Wood es mostrar la escala de grises que gobierna en el mundo de los DV8. Tendremos a buenos y malos, quienes disfruten de su lugar como Dios para convertirse en un monstruo, o certificar lo que todos imaginaban, y quienes muestran algo de decencia y la búsqueda de satisfacer no solo sus necesidades sino las de sus nuevos seguidores. Bien armada la primera parte, cuando vamos conociendo el destino de cada uno de los miembros del grupo, seguramente el error está en quien es el responsable de su llegada al planeta. Es el único error de planteamiento que además condiciona el final que podía haber sido grande, muy grande y se queda en poca cosa.
El dibujo de Isaacs es muy limpio y, aunque alejado del amerimanga de Ramos, consigue darle vistosidad a los escenariso y personajes. Un poco estático en algunas ocasiones, endereza ésto con profesionalidad. Un bien alto para ella.
Tras la lectura de Dioses y Monstruos, uno se queda imaginando lo que podría haber dado el grupo en otras circunstancias y con un guionista como Wood en una serie regular. Interesante su planteamiento y también indispensable para los seguidores del grupo.
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