Dya del livro

Publicado el 23 abril 2010 por Kotinussa

En los cuatro años de vida de este blog, siempre que me ha sido posible he escrito un post alusivo al día de hoy. Cierto que alguna vez no ha sido para recomendar un libro, sino para todo lo contrario. O para recordar algún acontecimiento histórico que ha quedado injustamente oscurecido por la conmemoración del Día del Libro. Sí, a veces me gusta dar la nota.

Hoy vuelvo a la carga, y con una nueva recomendación: no perdáis tiempo ni dinero con los libros. Son un engorro, cogen mucho polvo en las estanterías, son demasiado caros y a veces una adecuada campaña publicitaria o una contraportada escrita por quien no tiene ni idea consigue que te gastes un dineral en un tocho infumable. Si lo llevas en el bolso para leerlo camino del trabajo, pesan demasiado y te ocasionan dolor de espalda. Si lees en la cama, se te cansan los brazos. Los ecolofanáticos nos recuerdan constantemente cuántos arbolitos tienen que morir para que un pedante cualquiera satisfaga su ego, y consiguen que nos sintamos cómplices de un delito ambiental.

Así que hoy voy a descubriros cómo el libro es algo absolutamente innecesario. Aprenderemos y nos distraeremos mucho más leyendo los rótulos que llenan nuestras calles. Hagamos el merecido homenaje al mundo de la industria y el comercio en España, que hacen por la cultura más que el Instituto Cervantes.

Aquí tenemos el último rótulo que ha colocado la tienda Movistar que tengo al lado de casa.  Como se puede apreciar, es toda una lección de ortografía.

Pero esta foto es posible que no os descubra nada nuevo, porque rótulos como este deben estar repartidos a miles por toda la geografía nacional. Así que, para mayor enriquecimiento, voy a aportar un ejemplo exclusivamente local.

Este es un caso con los agravantes de ensañamiento, nocturnidad y alevosía. Hace ya muchos años que abrieron la zapatería a la que dotaron de este inefable nombre. Alguna persona de buena voluntad (me consta directamente), les avisó con discreción de la tremenda falta de ortografía pero, la mula parda que puso la tienda, incapaz de reconocer su error, y encaramado en su soberbia, dijo que ya sabía que “horma” era con “h”, pero que quería que quedara “moderno”, “original” o algo parecido. Posteriormente han abierto al menos dos tiendas más, y todas lucen este rótulo que da puñetazos en los ojos.

Volvemos al ámbito nacional. Dejando de lado la mezcla de complejo de inferioridad y estupidez que supone poner nombres en lenguas extranjeras (preferiblemente inglés) a comercios que ni siquiera sobrepasan el ámbito de lo local, hay algo todavía más idiota, y es poner nombres que se suponen que  intentan fingir que están en inglés (para que todos pensemos que el dueño es un refinado cosmopolita) pero que en realidad no responden a ninguna lengua conocida, ni viva ni muerta.

Así que ya sabéis. Menos encerrarse en casa con libros y más pasear por las calles.

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Tal día como hoy, hace cuatro años: Aniversarios

Tal día como hoy, hace dos años: Si no lo digo, reviento



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