Bob Dylan, 70 años. Bob Dylan cumple 50 años. Antes fue Robert Zimmerman. Manual urgente para no iniciados. ¿Por dónde empezar? Un grandes éxitos. La primera etapa folk. La revolución eléctrica. El nacimiento del country rock. Las cintas del sótano. Huracán, no sin antes pasar por Blood on the Tracks. La conversión al cristianismo. Los años oscuros. El resurgimiento. La gira interminable.
Algunos dylanitas, los quinceañeros de finales de los setenta, ingresamos en la secta sin anestesia, mi primer disco de Dylan pasando por caja fue Hard Rain. No hay manera más salvaje e intempestiva de entrar en la extensa, azarosa e inmensa obra de Dylan. Criados por la Rolling Thunder Review. Así salimos, asilvestrados.
Hard Rain contiene furiosas versiones de algunas perlas de Dylan, registradas en la ambulante tourné que Bob emprendió junto a algunos amigos, y la mismísima Joan Baez, entre el 75 y el 76, en plena debacle emocional, a punto de romper con Sara, pero en excelente momento de forma. Dylan chilla sus letras al viento, parece un cantante punk de la época, como Neil Young en Live Rust. Extiende las estrofas hasta la extenuación, pinta garabatos en los versos, retuerce estribillos, pone pasión, da la vida en el intento. En algunos documentales testimonian que Dylan cantaba directamente a Sara en esa noche precisa, pues sabía que su mujer se encontraba entre el público. Desgarrador. Los chavales de entonces desconocíamos el alcance de tales entretelones, y mira que la prensa musical de entonces se ocupaba de las cosas con más criterio y calidad que hoy en día.
Dylan popularizó su repertorio en España merced al éxito de Desire, no en vano Huracán inundó las pistas de baile, sin exagerar, del verbo rítmico de Dylan por la libertad de un boxeador negro. Las circunstancias nos empujaron a descubrir del tirón a los diversos Dylan ya existentes. Así salimos, descompensados pero ricos en matices.
En España no se publicó la discografía completa de Dylan hasta el año 72. Diego Manrique firmaba los textos de contraportada y estuvo a punto de colaborar con el cantante en la grabación de un álbum en español. El proyecto finalmente no cristalizó. Comenzaban a editarse libros en torno al artista, dos volúmenes con la traducción de las letras, bastante mejores que la última edición. El primer Dylan pasó de puntillas, y el segundo lo hizo a través de las ondas, la radio de las bases americanas.
Estos días, en lugar de explorar los caminos transitados por Dylan, siempre susceptibles de hallar alguna revelación importante acerca de su obra, algunos medios serios lanzan exclusivas churriguerescas, como unas declaraciones de Bob del 66 en las que confiesa sus devaneos con la heroína. Lamentable.
Dylan siempre ocupó espacios nuevos, causando confusión en la industria y entre sus aficionados. Antes de entregarse a Dios, y de firmar una trilogía de discos insuperables de gospel rock, Dylan sorprendió a todos con una gira japonesa al estilo Las Vegas y una peli de cuatro horas y media, Renaldo & Clara.
Dylan cayó en desgracia, los medios se chufleaban de sus proclamas cristianas, numerosos aficionados le dieron la espalda, escuchen un rock & roll de la época, Me vuelvo loco, de Tequila, "pongo la radio y sale Bob Dylan cantando", alegato contra la rutina y el tedio en la edad del pavo. Las nuevas olas, los rockeros, casi todos jubilaron al trovador.
No conviene olvidar que, justo antes de la etapa cristiana, nos zarandearon con The Last Waltz, la despedida de The Band, demasiadas sensaciones distintas asaltaban al dylanita.
Infiel a sí mismo, Dylan tomó otros caminos y su figura volvió a emerger en aguas de mares insospechados, los noventa no trataron bien al artista, hasta la aparición del cedé. Han visto la luz multitud de conciertos, piezas inéditas, tomas alternativas. Los efectos colaterales de la gira interminable continúan vigentes, el repertorio cambia cada noche, ahora menos, y las canciones eligen formatos, fraseos y arreglos en cada trimestre. Dylan escribe algunos discos memorables y recorre el mundo. Ha visitado este país en once ocasiones: 84, 89, 91, 93, 95, 98, 99, 04, 06, 08 y 10. Quién lo hubiera dicho a finales de los setenta.
El maestro no tiene tiempo pa soplar las velas, así que entonamos un Forever Young al estilo Hard Rain, furibundo y enérgico.