No es que el partido jugado ayer entre Wigan y Manchester City por la 21° jornada de la Premier League vieniese a dejar mucha tela para cortar ni mucho menos, sin embargo, hay algunas cosas que podrían servir para actualizar el blog con las famosas entradas de relleno sin desmerecer el contenido que de por sí ya bastante desmerecido está desde el momento en que soy yo quien lleva adelante esta aventura en la web.
Y le sacaré el jugo a más no poder porque no sólo en esta entrada utilizaré el partido, también lo haré en dos entradas próximas que trataré de intercalar con otras que hablarán de temas distintos siempre y cuando las ocurrencias cedieran y se dieran en mi despelotada imaginación. Es que dicen por ahí que, cuanto más entradas, más visitantes, silogismo escaso de credibilidad aunque suficientemente verosímil como para que un idiota como yo lo omitiera. Además, pronto se terminan mis vacaciones y ya perderé las horas que le dedico actualmente a este blog a falta de novias y de quehaceres sensatos.
Por el momento me remitiré a hablar exclusivamente del gol que Dzeko le impidió hacer a Sergio Rafael de las Mercedes Agüero interponiéndose entre el kun y la pelota. Sería una jugada cualquiera siempre que no hubieran algunos condimentos extras que son muy útiles a los efectos de describir el equipo del detestable Mancini.
El kun Agüero había hecho una jugada muy Argentina, de potrero, de barro, y de cumbia y de tango, enganche va y enganche viene había dejado en el camino a cuanto defensa se había cruzado, y si bien no le había quedado cómoda para definir, al menos podría haberlo intentado siempre que Dzeko no se hubiera metido.
La jugada describe perfectamente al equipo de Mancini conforme a que del mismo modo en que Dzeko está mirando la jugada sin pensar en el juego, de haber pensado en el juego se habría movido detrás del kun para recibir un pase o para encontrar un rebote, el equipo en general carece de la lucidez necesaria en todas las líneas para entender el juego. Mientras Silva entiende todo y siempre decide y resuelve bien, viene otro y desarma la gesta con un pelotazo. Mientras Barry se acerca a jugar con el español y sintonizan la misma onda futbolística, viene otro y tira un centro que rebota en el primer obstáculo rival.
Hay años luz de diferencia intelectual entre los buenos del líder de la Premier League y los no tan buenos, y Mancini parece preferir a quienes se quedan mirando las jugadas en vez de los que siempre están pensando en lo que requiere cada situación, y muchas veces pretende atacar con jugadores menos inteligentes, como en el partido contra el Liverpool, y defenderse, como ayer, con jugadores de ataque. Es lamentable que jugadores como Silva, como Agüero, Johnson, y Barry, tuvieran que pasar los malos tragos que pasan en la cancha, están perdiendo años muy valiosos de aprendizaje y disfrute que otros equipos podrían ofrecerles.
Además, lo anticipo hoy, va a ser muy difícil que el Manchester City jugando de la manera en la que lo viene haciendo, ganara algo en este año.