De pronto, la campaña electoral pierde fuelle y se desinfla, no porque falte dinero para sostenerla ni interés por parte de los políticos de uno u otro signo, sino porque el votante descubre que han surgido otros fenómenos que atraen su atención. Y en las principales plazas del país surgen los jóvenes que acampan reivindicando una “Democracia real” y denunciando que la ley electoral sólo beneficia a PP y PSOE, “marionetas de los poderes del capitalismo financiero que está pisando el cuello a parados, jóvenes sin futuro, jubilados y al pueblo en general”. Son quienes protestan contra el actual sistema bipartidista y la clase política nacional quienes, de pronto, coparon la atención de todos los medios de comunicación social y volvieron a llenar la plaza del Sol durante la noche. Un fenómeno social que acapara a los votantes de izquierda, derecha o el centro.
No se trata de un nuevo partido que irrumpa el mercado político con sus frescas y atrevidas consignas, ni de una nueva asociación ni coalición, sino de plataformas asamblearias que persiguen conseguir una democracia más directa y apartada de la clásica estructura. “Representamos a parados –se leyó en un manifiesto en la plaza–mileuristas, amas de casa, inmigrantes… La clase política vive lejos de la ciudadanía. ¡Tenemos derecho a indignarnos!”. Y algunos partidos como el PP, se sintieron molestos con estas manifestaciones. Rajoy declaraba ayer en Murcia: “Lo fácil es descalificar a la política y a los político”. Y Granados, número tres de la presidenta de la Comunidad de Madrid y consejero de Presidencia, calificó de “problema para la convivencia” la acampada ciudadana en la Puerta del Sol. Otros, de izquierdas, se sintieron atraídos y se sumaron directamente al discurso de los manifestantes. Pero no faltaron los que sintieron mosqueados y clamaron contra los partidos de izquierda que se dejaban llevar por este fenómeno.
Mientras tanto, la nueva plataforma en ciernes continúa sus iniciativas y crece el número de los interesados. Los desalojos policiales de la madrugada del martes en Madrid movilizaron a los jóvenes, que acamparon en la Puerta del Sol y en otras plazas de ciudades españolas. Y las autoridades, temerosas de que, con su represión, lejos de apagar el fuego con agua, se encendiera todavía más y aumentaran las brasas, decidieron no moverse en momentos tan delicados en los que están en juego unas elecciones. Hay quien asegura que es el mejor modo de actuar y que, una vez celebradas las elecciones autonómicas y municipales, las cosas pueden cambiar.