A fines de septiembre, Netflix estrenó Easy, una serie de ocho episodios de media hora de duración cada uno. La gran particularidad de Easy reside principalmente en su director: Joe Swanberg, uno de los más reconocidos y prolíferos exponentes del género mumblecore -que además cuenta con películas como Kissing on the Mouth (2005), Hannah Takes the Stairs (2007), o la más reciente Drinking Buddies (2013) en su haber- quien realiza aquí su primera incursión en la plataforma de streaming.
Si bien la serie se compone de ocho episodios, cada uno cuenta una historia independiente -incluso hay un capítulo íntegramente en español-, con diferentes personajes, pero con dos salvedades: el episodio tres (Hermanos Cerveceros) y el ocho (Sueño de lúpulo) continúan una misma historia acerca de dos hermanos con intenciones de abrir su propia cervecería clandestina, pero con distintas visiones sobre como encarar el negocio. Además, muchos personajes que en un episodio tienen un rol protagónico, en otro pasan inmediatamente a ser secundarios. En ese sentido, Easy puede verse sin ningún orden pautado, excepto en el caso de los dos episodios mencionados.
Además de esta mención, los episodios en general abordan temáticas sobre diversidad sexual, étnica, relaciones familiares, el concepto del arte, el uso de la tecnología en la actualidad, la paternidad, o bien el mantenimiento de la pasión en parejas bien establecidas -como ocurre en los episodios uno y seis-. Todas ellas toman a la cuidad de Chicago como escenario principal, con todos los contrastes que La Cuidad de los Vientos puede aportar para, más allá de todo, narrar historias sobre la vida cotidiana.
Más allá que Easy no siga estrictamente las pautas que se toman para definir al mumblecore -improvisación, filmación fuera de sets, bajo presupuesto, interesarse más por el diálogo que por la trama, o las charlas sobre "nada"-, sí mantiene su espíritu reflexivo acerca de personaje que rondan los treinta años, y que se mueven por la cuidad -con cierto grado de improvisación- interrogándose ya no por la nada, sino por sus relaciones, sus presentes y futuros. Si es verdad que en el caso de esta producción, el presupuesto no fue para nada bajo, y que además de algunos actores que habitualmente colaboran con Joe Swanberg, también podemos ver a otros bien reconocibles como Malin Akerman, Dave Franco o Orlando Bloom.
Sin embargo, nada de eso opaca a Easy como productor final, aunque al tratarse de historias independientes entre sí, es natural que haya cierta disparidad en su calidad narrativa; y por eso algunos episodios tienen resultan más interesantes que otro.
Muchas veces vemos casos de series que se prolongan demasiado, con historias forzadas que se diversifican al punto de aburrirnos, surgimiento de nuevos personajes, fallas narrativas, etc. En oposición a eso, Easy resulta una propuesta fresca, e innovadora tanto para Netflix, como para el mercado general de las series, al evitar caer en estas modalidades que ponen el foco más en lo económico que en lo artístico.
En síntesis, Easy resulta una serie que se permite convinar la comedia, por momentos plasmada a través de enredos de la vida cotidiana, con el pesimismo y lo trágico que implica la búsqueda de respuestas sobre nuestra forma de ser y de relacionarnos.