Ser humano, estrellas sin estrella te cobijan y mi mano, vía láctea, siempre presta a una caricia.
Mi cuerpo inmóvil, flácido, varado en la orilla, golpeado por tus lágrimas, olas sin espuma lo marginan.
Mis palabras no son pétalos sino dardos. Rosa marchita avivada de colores que aún brillan.
Viento aterciopelado pasea sobre la noche, como gato negro se detiene y te mira.
Desliza su iris por la comisura de tus sentimientos y te atrapa con un vuelo sólo de ida.
Macilento, tu vello se eriza y una babeante sonrisa, se instala
en la faz de las fugaces premisas.
Ser humano, estrellas sin estrella te cobijan y mi mano, vía láctea, siempre presta a una caricia.
Chema García