La Academia no trae este refrán, pero explica el sentido de la frase "Echarlo a doce", diciendo en el Diccionario de Autoridades, que significa: «Desbarrar, enfadarse y meter a bulla alguna cosa para que se confunda y no se hable más de ella.»
Las colecciones del Marqués de Santillana, de Vallés y de Nuñez consignan el adagio con estas ligerísimas variantes:
—Echémoslo á doce, siquiera nunca se venda.
—Echadlo a doce y nunca se venda.
—Echémoslo a doce, y nunca se venda.
Puede emplearse en tono de burla contra los que obran de la manera descrita por la Academia; v. g. contra todas las grandes figuras de la revolución de setiembre, y es una grande injusticia echarles el muerto a los federales.
En el pasaje siguiente del Quijote se verá que no usa Sancho esta frase como refrán. «Aparéjesela señora Dulcinea, que si no responde como es razón, voto hago solemne a quien puedo, que le tengo que sacar la buena respuesta del estómago, a coces y a bofetones: porque ¿dónde se ha de sufrir que un caballero andante tan famoso como vuestra merced se vuelva loco, sin qué ni para qué, por una!... No me lo haga decir la señora, porque por Dios que despotrique, y lo eche todo a doce; aunque no se venda: bonico soy yo para eso, mal me conoce, pues a fe que si me conociese, que me ayunase. A fe, Sancho, dijo don Quijote, que a lo que parece, que no estás tú más cuerdo que yo. No estoy tan loco, respondió Sancho, mas estoy más colérico.»
IMAGEN: EL COMERCIO
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