Un lunes en la noche mi amigo Javi se queda sin acompañante para ir a cenar a un vegano y me invita a mí. Por esa suerte conocí el restaurante Eco Central ubicado en Calle de Esquilache, 2-12. Un local dedicado a la cocina bio-vegetariana, que se divide en dos espacios; una tienda en la que se venden productos bio-vegetarianos, que no conllevan ningún tratamiento artificial y son, en un 99 por ciento, aptos para veganos. Y una segunda área de restaurante en la que bien te puedes sentar a comer y que te sirvan o puedes pasar por el autoservicios, tipo cafetería en la que tu coges lo que quieres, pagas y te sientas a disfrutarlo.
Nosotros teníamos reserva para cenar. Para ser un lunes el local estaba lleno, tanto en el autoservicio como el restaurante. Nos sentaron y nos atendieron rápidamente. Las camareras que sólo eran dos, eran rápidas y amables, lo que es un añadido importante.
El lugar está diseñado para regalar una experiencia relajada, decoración con madera, luz, piedras y elementos naturales característicos de este tipo de restaurantes, ya que sus clientes, son en su mayoría personas que se mueven por estilos de vidas asociados a la vida sana, pero no sólo del cuerpo, sino de la mente y el espíritu. Meditación, yoga, Reiki y un sinnúmero de filosofías orientales que poco a poco han entrado en nuestra cultura y que se han afianzado con fuerza.
Pero bueno, volvemos al restaurante, que es lo que nos interesa. Eco Central es un lugar al que pueden ir vegetarianos o personas que consuman carne como yo y disfrutar a plenitud.
Su carta está diseñada con alimentos integrales o biológicos que preservan toda su riqueza en nutrientes y que no han sido sometidos a ningún proceso de manipulación o conservación artificial, ni en su cultivo, ni tampoco en su posterior tratamiento hasta llegar al consumidor.Nosotros pedimos la ensalada de queso burrata con tomate, aceite de tartufo y sésamo y los rollitos vegetales con hiziki y sabores thai para compartir. Ambos platos estaban muy bueno, pero hay que destacar los rollitos, que sin duda volvería a pedir.
ensalada de queso burrata con tomate, aceite de tartufo y sésamo
strogonoff de seitán con guarnición de arroz integral al azafrán
pasta integral con tomates asados y pesto de pistacho
Para terminar nos decidimos por un yogurt de maracuyá (parcha) con miel. El restaurante recomienda los rollitos vietnamitas con tofu, algas y ‘shiitake’, milhojas de seitán con ‘duxelle’ de hongos y massala de patata, raviolis con boletus y queso fresco con crema de azafrán y aceite de albahaca. Por si van, y les apetece probar otros platos, porque los raviolis con boletus suenan muy bien.
Definitivamente un lugar para repetir. Comida diferente, que no es aburrida, y lo mejor SANA! Olé por este tipo de conceptos. Precio medio entre los 10 a 15 euros por persona.
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