Ecocidio

Por Hugo
El espíritu dominante de la época moderna reciente parece caracterizarse por una llamativa negación (o, al menos, un olvido) de las consecuencias ecológicas del comportamiento social humano. Muchos sociólogos han sido cómplices de esta actitud ya que han tendido a preocuparse más de las estructuras abstractas que de los procesos concretos. (...) Las sociedades modernas recientes han perdido terreno en importantes cuestiones medioambientales, en parte porque han dejado que desaparezcan del debate público. Después de todo, los intereses creados procuran sistemáticamente debilitar el apoyo crítico de la población al medio ambiente. Así también, el paso de tortuga en las negociaciones relacionadas con la degradación global del medio ambiente a lo largo de las últimas décadas puede atribuirse a la considerable y bien organizada oposición del mundo empresarial. Pero el ecocidio no es, como han sugerido algunos comentaristas, una "exageración morbosa", un "invento pesimista" o un "panorama desastroso y melodramático de universitarios alarmistas" o de "ambientalistas eco-charlatanes". Lo cierto es que si los telediarios se basaran en un realismo ecológico, los habitantes del mundo escucharían noche tras noche algo parecido a lo siguiente:
Hoy también se han extinguido unas 100 especies animales y vegetales y han desaparecido otras 50.000 hectáreas de selvas tropicales; los desiertos han avanzado otras 20.000 hectáreas; la economía mundial ha consumido el equivalente a 22 millones de toneladas de petróleo y, por tanto, durante estas 24 horas habremos liberado a la atmósfera otros 100 millones de toneladas de gases de efecto invernadero...
(...) A pesar de todo, sólo un pequeño porcentaje de la humanidad tiene un contacto directo y diario con otras especies animales y vegetales en sus respectivos hábitats (sin contar las especies domésticas o las mascotas), situación amplificada por factores estructurales y económicos como los modelos de urbanización rápida. Pocas personas están en disposición de percibir por su experiencia personal que la extinción en masa de las especies y el ecocidio creciente van, a fin de cuentas, contra sus propios intereses a largo plazo.
Franz J. Broswimmer, Ecocidio, Laetoli, Pamplona, 2005 (2002), pp. 28-34.