Durante el fin de semana del 14 y 15 de diciembre de este 2013 se celebraba la XXXI edición de la Hispacón, cita obligada para los buenos aficionados a la ciencia ficción. El evento, organizado una vez más por la AEFCFT (Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror), tuvo lugar en la valenciana localidad de Quart de Poblet. La sede no podía estar mejor designada, a tan solo unos minutos del centro de Valencia y el aeropuerto de Manises. El ayuntamiento, a través de su Concejalía de Cultura, supo organizar de manera exquisita esta reunión que aglutinó a gran parte de la historia viva del medio. Se habilitaron varias salas muy próximas entre sí para las distintas mesas redondas, exposiciones y presentaciones que tuvieron lugar con el fin de facilitar la asistencia según el interés de los asistentes.
El cartel de invitados resultaba atractivo por el juego que son capaces de dar con un micro delante y un ambiente distendido como el que imperó en todo momento. Profesionales del medio, como Rafael Marín, Luis Vigil (que volvía tras un largo periodo de silencio mediático), Juan Miguel Aguilera, Juanma santiago, Francisco Arellano o Agustín Jaureguízar, entre otros, no dejaron indiferente a ninguno de los asistentes.
En la sesión inaugural, Rafael Marín fue el encargado de relatar la historia de la Hispacón y su sentido en la actualidad. El escritor gaditano estuvo magnífico en su papel de maestro de ceremonias, aportando un tono desenfadado que fue muy bien acogido por los asistentes. El título de su disertación fue "Hispacón en la era Android". Hoy en día, los aficionados de todo el mundo pueden estar conectados a tiempo real gracias a las nuevas tecnologías sin necesidad de desplazarse físicamente a una convención para poder intercambiar ideas. Sin embargo, hasta llegar a esta situación, ha tenido lugar un proceso histórico en el que se vino a crear el llamado "fandom", la red de aficionados con intereses comunes que interactuaban entre sí. A continuación se incluye un breve resumen.
A finales de los años sesenta y hasta bien entrados los ochenta, el aficionado a la ciencia ficción y la fantasía tendía a sentirse una especie de bicho raro. La ocasional novela del abuelo con la que nos habíamos enganchado al género había dado lugar a otras, obtenidas de forma errática y a veces penosa, que atesorábamos en nuestro pequeño mundo particular en la convicción de que éramos probablemente los únicos a los que interesaba ese material. Este hecho empezó a cambiar con la aparición de las primeras tiendas especializadas en cómics. De pronto, comprendimos que había otros como nosotros; que habían leído las mismas novelas, visto las mismas películas y que tenían los mismos conocimientos (o incluso más) que nosotros mismos. Este encuentro, unido al estreno de Star Wars en 1977, contribuyó a sentar las bases de lo que hoy conocemos por el movimiento fan, universalizándolo.
Era, pues, cuestión de tiempo que surgiera la primera reunión oficial de fans, a imagen y semejanza de las grandes convenciones americanas: nacía así la primera Hispacón en 1978. En ellas, se celebraban certámenes de relatos, presentaciones y mesas redondas y servían como punto de contacto entre los profesionales del medio. La aventura fue breve, pues dejó de celebrarse en 1980 y se produjo un periodo de silencio que duró hasta 1991. Desde entonces se ha venido organizando cada año sin interrupción, con carácter siempre itinerante y manteniendo su espíritu de punto de reunión entre amigos para comprar y hablar de libros, fundamentalmente, pero en definitiva para pasar buenos momentos juntos. Es este carácter lúdico y gratificante del contacto personal el que hace vigente el sentido de seguir celebrando este evento anual, más allá de la fría comunicación por Internet.
Entrevista al escritor Rafael Marín
Rafael Marín tuvo la deferencia de concedernos una entrevista en exclusiva.
Mientras Lees: ¿Le molesta que se le considere ampliamente como un escritor de ciencia ficción, a pesar de su extensa producción literaria?
Rafael Marín: Me molesta. En los treinta años que llevo publicando libros, solamente tres de ellos han sido de ciencia ficción. Me considero un escritor fuera de género. He tocado la novela histórica, el ensayo, la literatura juvenil, la biografía...
M.L.: La literatura, ¿le ha dado más alegrías o sinsabores?
R.M.: Más alegrías. Es que yo no sería yo si no escribiera. Para mí, escribir constituye un orgasmo mental. Luego puede resultar que lo que escriba se publique o no, pero independientemente de ello, la escritura ya ha cumplido su función.
M.L.: ¿Siente que su mejor novela está aún por llegar?
R.M.: Creo que la estoy escribiendo. No sé cuándo estará lista, porque siempre estoy muy ocupado traduciendo libros de otros autores, además de mi trabajo docente. Además, es posible que la obra acabe estando alrededor de las mil páginas. Pero llegará...
M.L.: ¿Cuántos libros considera que habrá traducido a lo largo de su vida?
R.M.: Sin duda unos doscientos. Hace falta traducir muchos para alcanzar unos ingresos significativos. Los beneficios del traductor están en torno al 1% de los derechos de autor.
M.L.: A la hora de repasar un borrador, ¿suele tachar o añadir?
R.M.: No suelo modificar nada. Trabajo a partir de un esquema que elaboro previamente y escribo directamente sobre él. Esta soltura la he adquirido a fuerza de traducir y escribir sin parar durante treinta años.
M.L.: ¿Por qué los escritores sois tan reacios a hablar de lo que estáis escribiendo en el momento?
R.M.: Porque, yo al menos, creo que de esa forma se puede gafar el proyecto. Una novela no existe hasta que no está acabada.
M.L.: Cuando uno lee un típico best seller, se da cuenta de que la mayoría repiten una cierta fórmula predigerida que resulta ideal para el consumo rápido de las masas. ¿Por qué otros escritores de mayor talento no utilizan esas pautas para triunfar económicamente en la literatura?
R.M.: (Pensativo). La verdad es que, si estuviera en mi mano, preferiría ser peor escritor y vender más. Un escritor de best sellers al uso ha perdido la capacidad de jugar y experimentar. El acto de escribir se convierte en algo mecánico y sin alma. Para mí, el juego y la experimentación son la esencia de la buena literatura. Tal vez se trate de una deformación profesional, porque yo aprendí de los poetas.
M.L.: ¿Es bueno sumarse a las modas pasajeras que periódicamente surgen en el panorama literario? Algunos autores se han dado a conocer ahí y posteriormente han podido publicar obras más ambiciosas.
R.M.: Creo que es bueno conocer las reglas, para luego romperlas. Sumarse a una moda puede ser interesante, pero solo si se tiene la intención de trascenderla. Por ejemplo, cuando yo empezaba estaban de moda las novelas de bárbaros al estilo Espada y Brujería. Yo escribí una novela de ciencia ficción con ambientación renacentista, en lugar de medieval. Una vez más, reflejé la influencia de mi aprendizaje en poesía.
M.L.: Muchas gracias por su atención, ha sido un placer.
Paralelamente, en otra sala tenía lugar un acontecimiento paralelo integrado en la Hispacón, pero con carácter propio. Se trata de la Aznarcón, en la que los aficionados a la Saga de los Aznar rinden homenaje a la creación literaria del gran Pascual Enguídanos, más conocido por su seudónimo George H. White. La serie apareció publicada por vez primera durante la década de los sesenta en la colección de novelas de a duro Luchadores del Espacio y llegó a gozar del reconocimiento internacional. En ellas se presenta un futuro en el que España ostenta la hegemonía mundial en la lucha contra diversas aamenazas extraterrestres, como los hombres de silicio. Muchos han llegado a compararla con una versión española de Star Trek. El hecho de que todavía sea tan recordada se debe en gran medida a la solidez con la que Enguídanos definía sus mundos y personajes, con mucha mayor coherencia que sus coetáneos y de que dotaba sus creaciones de una cierta base científica. El autor se tomaba su tiempo en exponer el funcionamiento de sus ingenios mecánicos, naves y planetas extraños con un rigor que no era habitual en aquel tipo de publicaciones baratas, a pesar de que un lector experto puede hayar fisuras en sus planteamientos con facilidad. Pero lo que no se puede negar es que la Saga de los Aznar es entretenimiento puro y un verdadero manjar para los aficionados a la buena space opera.
Otro plato fuerte de la mañana del sábado fue la esperada aparición del editor Luis Vigil para hablarnos de una publicación mítica en España y más allá de nuestras fronteras, la añorada Nueva Dimensión.
La revista, que más bien podría calificarse de fancine glorificado por los escasos medios con los que contaba, fue el proyecto personal de tres jóvenes en el año 1968. Sebastián Rodríguez y Luis Vigil dejan sus respectivos trabajos para dedicarse a la aventura, mientras que Pedro Domingo (más conocido por su nom de plume, Domingo Santos) alterna su empleo en La Caixa con las labores editoriales. De periodicidad errática y con una tirada de 1500 ejemplares de los que, con suerte, eran capaces de vender entre 500 y 700, en sus páginas convivían los relatos de escritores extranjeros consagrados con los de jóvenes españoles. Muchos de ellos se convertirían en reconocidos profesionales, como José Luis Garci, Carlos Fabretti o Rafael Marín entre otros. También se incluían secciones de reseñas de cine, literarias, noticias relacionadas, ensayos especializados sobre el medio y cómics.
Este hecho inició una campaña de apoyo a la revista desde el extranjero, en el que los aficionados mandaron una verdadera lluvia de cartas de protesta al gobierno quejándose del secuestro (ante la aterrorizada mirada de los editores, que les suplicaban que dejaran de enviarlas).
Hubo otros momentos de tensión con los censores, puesto que la ciencia ficción siempre ha sido el terreno ideal para protestar contra los regímenes opresivos mediante analogías, metáforas y alegorías. Mándese un tanque al planeta X, llámese a un tirano Ming y ya puede usted hablar de política. La fantasía, al ser un fiel reflejo de la realidad, puede utilizarse como válvula de escape a la represión.
Los años de trabajar sin obtener beneficios hicieron a los tres compañeros tomar caminos divergentes, echando el cierre de Nueva Dimensión y dando lugar a un vacío que nunca fue llenado. Como la pérdida de un hijo o un amigo muy querido.
Entrevista al editor Luis Vigil
A continuación, reproducimos una breve entrevista en exclusiva con Luis Vigil:
M.L.: Tras un tiempo de silencio, por fin volvemos a saber de usted.
L.V.: Sí, la verdad es que algunos hasta pensaban que había muerto (ríe). Pero la verdad es que estoy bastante vivo. He vuelto al mundillo editorial por medio de EDT (Editor de Tebeos). Lo cierto es que una vez la tinta se mete bajo tu piel, no te la puedes sacar. Yo todavía huelo los ejemplares recién salidos de la imprenta y me embriago con su aroma como si fuera una droga.
M.L.: Tengo entendido que, cuando editaba Nueva Dimensión, las editoriales no colaboraban con ustedes, a pesar de la labor de propaganda que les hacían.
L.V.: Y es cierto. Cualquier editorial prefería anunciarse en un periódico cualquiera antes que en nuestra revista, a pesar de que estábamos especializados en el tipo de literatura que publicaban. Nunca recibimos dinero de la publicidad. Pero aun así seguíamos informando de sus lanzamientos porque lo entendíamos como un compromiso con nuestros lectores.
M.L.: ¿Volverán a publicarse alguna vez las novelas de Nomanor, que escribió conjuntamente con Domingo Santos en los setenta?
L.V.: Pues no lo sé. Es posible que sí. Si algún editor tiene interés, yo estaría encantado de cederlas. Se publicaron dos en Buru Lan y otras en ND. También hay un relato posterior y una novela perdida que nadie sabe dónde puede estar y sigue inédita. (Se queda pensativo). ¿Todavía hay alguien que se acuerda de ellas?
M.L.: Yo tuve la suerte de poder leer dos de ellas hace poco y me sorprendió lo divertidas que son. Me sorprende que no se hable más de ellas, pues son un hito en la literatura fantástica española. Hablando de ediciones clásicas, ¿puede hablarnos sobre las técnicas que se utilizaban antes para maquetar e imprimir las páginas? Entonces no existían los procesadores de texto...
L.V.: (Ríe) ¡Por supesto! Antes había que fundir el plomo para formar las letras y configurar las galeradas. Yo aprendí a leer al revés a fuerza de tanto hacerlo. Luego salía el texto en una sola línea de varios metros de largo, que había que cortar y alinear sobre una hoja en blanco, alternando las ilustraciones. A veces te dabas cuenta de que te faltaba espacio y tenías que suprimir alguna palabra... ¡Te volvías loco! Y todas las líneas tenían que quedar paralelas... Aunque a veces salían algo torcidas. Hoy en día es todo mucho más fácil y cualquiera puede hacerlo sin problemas.
M.L.: Muchas gracias por su atención, ha sido un placer.
El cartel de esta Hispacón ofreció muchas otras interesantes opciones, como la exposición de Salvador Bayarri sobre la figura de Philip K. Dick. Este genial escritor, que vivió atormentado por una más que probable enfermedad mental y los efectos del abuso de las anfetaminas, sentó las bases de la moderna ciencia ficción en más de un aspecto. Sus obras han tenido una tremenda influencia en el cine de nuestros días y se puede comprobar visionando películas como Blade Runner, Desafío Total, Minority report, Destino oculto, Matrix, Oblivion, Código fuente y otras muchas. Algunos le consideran un profeta, debido al carácter visionario de sus predicciones, que guardan paralelismos con las profecías bíblicas. Durante toda su vida se sintió íntimamente unido a su hermana gemela, fallecida a los siete meses sin que él supiera de su existencia hasta años después, cuando su madre se lo contó todo. Éstas y otras curiosas circunstancias contribuyen a envolver la figura del escritor en un halo de misterio que le han hecho objeto de múltiples artículos y reportajes.
Entrevista a Francisco Arellano, editor de La biblioteca del Laberinto
Tras unas breves pesquisas, puesto que se trata de un personaje que no se deja ver por Internet, este corresponsal tuvo el placer de entrevistar al editor de La Biblioteca del Laberinto, Francisco Arellano. Acompañado siempre de su encantadora mujer, Amparo Nieto, tuvo la deferencia ofrecernos unas palabras.
Mientras Lees: La Biblioteca del Laberinto se ha convertido en una serie mítica, encargada de rescatar clásicos olvidados de la ciencia ficción clásica. ¿Cómo comenzó su afición de la literatura pulp?
Francisco Arellano: A los catorce años cayó en mis manos una novela de Burroughs. Recuerdo que la segunda fue Cárcel de acero, de Domingo Santos (que no era una de sus mejores novelas, por cierto). Desde entonces, no he parado de leer ciencia ficción durante 47 años. Hay autores muy variados. Cada uno cumple su función en el macrocampo. No es lo mismo Edmond Hamilton que Robert Silverberg o H. G. Wells. Wells sigue muy vigente hoy en día, a pesar de que sus historias han envejecido mucho.
M.L.: Como muchos de nuestros lectores sabrán, Hugo Gernsback fue un exitoso editor de numerosas revistas pulp de ciencia-ficción, como Amazing Stories y otras. ¿Cuánto de él hay en Francisco Arellano?
F.A.: Absolutamente nada. Hugo Gernsback fue un tacaño miserable. Asimov le evitaba siempre, porque si le invitaba a comer siempre acababa pagando Asimov. (Ríe). No, en serio, él fue un editor triunfador. Siempre logró el éxito en todas sus publicaciones, a pesar de que se la jugaron muchas veces. Incluso se llevaba con él al mismo artista para las portadas. Yo me identifico más bien con los pequeños editores como Harry Harrison.
M.L.: ¿Hay B. del L. para rato?
F.A.: Supongo que sí. O puede que no. Depende de las ventas.
M.L.: Pero, si algo puede decirse sobre usted, es que se muestra valiente a la hora de publicar.
F.A.: Eso es verdad. Si creo en un libro, lo publico con un par y ya está. A veces sale bien y otras no, pero siempre me mantengo fiel a mis convicciones.
M.L.: ¿Cómo se estructura el trabajo en B. del L.?
F.A.: Yo mismo selecciono el material, lo traduzco y hago la maquetación. Amparo (la musa de La Biblioteca del Laberinto)se encarga de llevar la contabilidad, y además lo hace muy bien (no sé qué haría sin ella). Mi hijo Javier se encarga de la web, que estará terminada en breve y Arturo es nuestro impresor. Se trata de un pequeño negocio familiar que llevamos en nuestro tiempo libre, pues tenemos otras ocupaciones que son nuestra fuente de ingresos principal.
M.L.: Muchas gracias por su atención, estaremos atentos a las novedades de La Biblioteca del Laberinto.
Otros ponentes, como Juanma Santiago, Juan Miguel Aguilera o Francisco Arellano, entre otros, trataron diversos temas relacionados con la ciencia ficción de ahora y de siempre, demostrando un enorme conocimiento del medio y una gran capacidad de comunicación.
No faltaron las presentaciones de libros, como la colección de cuentos Terra Nova volumen 2, de Fantascy, entre otros, y la presencia de fans disfrazados de personajes de Star Wars, sin los que ninguna Hispacón estaría completa. Durante el domingo se celebraron talleres literarios dirigidos niños y adultos, a cargo de Sofía Rhei.
En definitiva, una ocasión para que los aficionados se reúnan e interactúen con los artífices de sus fantasías, que se mostraron una vez más muy cercanos y se ofrecieron a contestar todas las preguntas, hacerse unas fotos y firmar libros. El próximo año, si la crisis lo permite, volveremos a vernos las caras.
Julio Martín
Julio Martín Freixa es enfermero de profesión y vive en la alicantina localidad de Torrevieja. Compagina su faceta de escritor independiente con su puesto en el Hospital de Torrevieja y con su reciente paternidad de dos niños varones, fruto de su unión con su esposa, Erika.